Análisis de Red Dead Redemption 2

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Vuelve el western por excelencia a nuestras consolas, vuelve Red Dead Redemption. Más de 8 años después de vivir la redención de John Marston, desde Rockstar Games han querido contarnos qué hizo que la banda acabara en la situación que se encontraba en la primera entrega. En esta aventura conoceremos nuevos lugares y personajes, pero también nos encontraremos a viejos conocidos y visitaremos algunas de las localizaciones más emblemáticas que ya visitamos.

Red Dead Redemption es para muchos, uno de los mejores juegos, no solo de la anterior generación, sino, de la historia. Ahora llega el momento de comprobar si esta segunda parte ha cumplido con lo prometido y consigue, al menos, igualar a su predecesor o, incluso, empeorarlo o mejorarlo. Aunque llevando el sello de Rockstar, parece casi seguro que el juego cumplirá con creces.

Antes de hablar de la historia propiamente dicha, vamos a hablar del contexto histórico. Nos encontramos en el Salvaje Oeste, en el año 1.898. Nada más comenzar el juego nos avisan de cómo está la situación, y es que la ley está empezando a imponerse y las bandas de forajidos, muy comunes en aquella época, van cayendo. Quedan muy pocas pandillas de estos delincuentes, los saqueadores de Lemoyne, los O’Driscoll y los Murfree Brood, entre otras, además, está el grupo de forajidos liderado por Dutch Van der Linde que, evitando spoilers, tenía un papel importante en la entrega anterior.

Como hemos dicho, nuestro personaje será uno de los integrantes de la banda de Dutch, Arthur Morgan. Uno de los miembros más antiguos y una figura importante dentro del grupo. En esta ocasión nuestra historia comienza tras un fracaso de la banda en un atraco, del que no hemos sido parte, y debemos huir de las autoridades a las montañas para, pasado un tiempo, volver a la vida de delincuente y amasar una fortuna que nos permita vivir con tranquilidad.

A diferencia de otras obras, en esta ocasión no tenemos un objetivo concreto al que llegar. Nuestro objetivo es simplemente, como una banda de forajidos que somos, ganar dinero. Nuestro fin no es llegar al poder, salvar el mundo o vengar a nuestra familia, en esta ocasión simplemente buscamos lo que, para cualquier delincuente de la época era la felicidad, el dinero. Desde un primer punto de vista, esto puede parecer que en este sentido el juego es algo simplista, pero nada más lejos de la realidad, que no haya un objetivo final marcado como tal, hace que cobren sentido varias cosas. La primera de ellas es que el poder pararnos a jugar al póker, cazar animales o simplemente salir a explorar con nuestro caballo no haga que ese objetivo final pierda sentido. Otra de estas cosas que cobra fuerza con esta forma de contar la historia es la cohesión del mundo, punto que trataremos más adelante, pero que podemos adelantar que es un mundo vivo, orgánico, en el que parece que no haya nada escrito y que todo ocurre por mera casualidad. Y esto nos lleva al siguiente punto; las misiones.

Aunque las misiones principales nos aparecen marcadas en el mapa, decisión acertada bajo mi punto de vista, ya que en la situación que estamos a día de hoy es comprensible que no todo el mundo tenga el tiempo suficiente para invertir la cantidad de horas necesarias para completar el juego al 100%, en este caso cerca de las 300, y quiera ceñirse a la historia, pueda acceder a ella de forma rápida y concreta. Estas misiones son las que hacen que el hilo principal de la historia avance y, seguro que, completando exclusivamente estas tendremos una gran cantidad de horas de calidad para poder disfrutar de Red Dead Redemption II. Pero son el resto de misiones y eventos aleatorios los que hacen que este sea un videojuego diferente al resto.

Retomando ahora el mundo orgánico, que presentamos antes, se comprende mejor el funcionamiento de este tipo de misiones. Y es que las misiones no son puntitos representados en el mapa a los que tendremos que acudir y hablar con cierta persona para que nos diga qué hacer, sino que o bien vendrán a nosotros o nosotros acudiremos a ciertos sucesos que veamos a nuestro alrededor. Uno de los mejores puntos del juego, y que esperemos, siente las bases de los mundos abiertos que vengan de aquí en adelante. La mayoría de estos sucesos los viviremos en nuestras excursiones, aunque también podrán pedirnos ayuda nuestros compañeros del campamento.

Será en el propio campamento dónde pasaremos gran parte de nuestro tiempo. En él nos encontraremos con todos los integrantes de la banda, rostros conocidos como Marston o Javier Escuella, además de otros que formaban parte de la banda y que, por una cosa u otra, no aparecieron en la primera entrega. Este campamento será el núcleo del clan, dónde comen, duermen, conversan, juegan o cantan y bailan. Es en cierto aspecto, algo parecido y, a la vez, totalmente opuesto a Majula, de Dark Souls 2. Para los que no lo hayan jugado voy a explicar como funcionaba este pueblo. Majula era el “centro” de Dark Souls 2, por dónde tenías que pasar sí o sí para ir de una zona a otra, plagado de gente que íbamos encontrando y volvían ahí. Reponíamos flechas, curaciones y tal vez hablábamos con alguno de los habitantes, cada uno colocado en una zona concreta del mapa dónde llevaba a cabo su actividad y poco más. Al igual que en la obra de From Software, acudimos al campamento a recoger munición o comida, pero mientras que a una acudíamos forzosamente por estar en la mitad del camino, Rockstar ha hecho que vayamos al campamento a ver que se cuece, porque nunca está igual y nunca sabes qué situación te puedes encontrar. Alguien puede querer jugar al póker, salir con nosotros de caza o ir a atracar una hacienda, tal vez nos pidan que llevemos unas hierbas o simplemente escuchemos una conversación de historias que han pasado los integrantes del grupo. Además, tendremos nuestra propia caseta de campaña, donde a veces nos llegará correo relacionado con lo ya vivido y donde podremos cambiar de vestimenta o afeitarnos. Es el propio núcleo el que hace que nos apetezca ir a dormir a nuestra tienda en vez de hacerlo en un hotel. Desde un punto de vista jugable, como parte de una pequeña comunidad que somos, debemos aportar, por lo que para poder mejorar el campamento podremos donar dinero, productos de caza u objetos para aumentar la riqueza y así las prestaciones, comidas o medicinas que podamos recoger.

La otra cara nos la encontramos cuando salimos del campamento, nos encontramos con el que es, hasta ahora, el mapa más extenso creado por Rockstar, con una gran cantidad de escenarios, animales y vegetación como nunca antes hemos visto, pero eso sí, hay que recordar que nos encontramos en el salvaje oeste. Una vez en libertad podemos decidir si ir a cazar alguna de las casi 180 especies distintas de animales, ir a pescar o si nos apetece un poco de acción podemos ir a atracar alguna tienda o asaltar asentamientos de las bandas rivales.

Todos estos viajes los haremos a lomos de nuestro caballo. Al igual que nosotros, nuestro fiel acompañante tendrá una barra de vida y otra de energía y siempre que se canse o nos caigamos, podremos darle de comer, acariciarlo o dejar que descanse para que las recupere. Además, debemos tener en cuenta que si nuestro caballo muere se pierde para siempre, por lo que debemos cuidarlo. En esta ocasión se le añade una funcionalidad más a este animal, será nuestro inventario de armas, de base siempre llevaremos dos pistolas pequeña con nosotros, pero cada vez que nos bajemos del caballo debemos elegir qué armas grandes nos queremos llevar, porque si no estamos limitados a las pequeñas.

Y es que, como todos sabemos, en los western no pueden faltar ni las armas, ni los tiroteos. Dispondremos de una gran cantidad de armas, casi 50, contando revólveres, fusiles, rifles y arcos, entre otros. Así como armas de un solo uso como los cuchillos arrojadizos, molotovs y dinamita. Todo un gran arsenal dispuesto para unos tiroteos que, si bien, en principio chocan un poco, ya que parecen lentos y un poco toscos, debemos entender que estamos hablando de armas de hace dos siglos y que no funcionan como un fusil automático o un rifle de asalto que podemos usar en juegos basados en fechas más recientes. Tanto estos tiroteos, como el resto del juego, pueden completarse de principio a fin en primera persona, cambiando la cámara con el panel táctil.

Finalmente, analizando el juego desde un punto de vista artístico hay que distinguir, en este caso 3 puntos distintos, gráficos, iluminación y sonido.

Rockstar ha hecho uno de los mundos abiertos, no solo más grande, vivo y cohesivo que hay, sino más bonito y espectacular. Diferentes localizaciones: estepas, lagos, bosques, montañas heladas, ciudades y fuertes estarán esparcidos por el mundo para añadir diversidad al mismo. Un apartado gráfico totalmente pulido y una distancia de dibujado que parece que no termina nos hace pensar que este juego, al igual que a finales de la anterior generación con GTA V o The Last of Us, se ha adelantado de generación, en ciertos momentos cuesta comprender como una consola de actual generación puede mover de forma estable y sin problemas algo tan masivo como es el mundo de Red Dead Redemption II. Un punto a favor de Rockstar que ha sabido hacer su trabajo casi a la perfección.

De este apartado gráfico hay que destacar sobre todo la iluminación. Se ha conseguido recrear la iluminación tal cual es en la vida real, tanto para interiores, como exteriores y para todo tipo de climas.

Por otro lado nos encontramos con una banda sonora y un doblaje (solo en inglés) a la altura de la obra. Ya cuando jugamos con Marston nos acompañó una música que se adaptaba en todo momento a la situación que estábamos viviendo, y esta vez sigue siendo más de lo mismo, una música que se compagina a la perfección con lo que estamos jugando. Tal vez el punto que más polémica puede desatar es que no llegue doblado a nuestro idioma, más cuando otras grandes empresas del sector sí lo hacen. En mi opinión, y lo digo así porque creo que este punto es algo subjetivo, creo que en este caso la decisión de no doblar el juego es acertada. El acento y tono de los personajes es algo que creo que no se habría podido conseguir si el juego se hubiera doblado al español. Así que los subtítulos, que aunque si hay muchas personas hablando a la vez se solapan, creo que es la forma correcta de trasladar esta obra al público de habla no inglesa.

Conclusión

Así que para finalizar en una breve conclusión podemos decir que Red Dead Redemption II es un juego que tiene todo lo necesario para convertirse en uno de los mejores juegos de la historia. Un videojuego en el que puedes ceñirte a la historia principal y en unas 60 horas lo tienes, pero que si quieres perderte en el mundo y disfrutarlo al máximo la cantidad de horas de juego que tiene puede no tener límite. Un juego casi perfecto en todo lo que intenta y que ningún amante de los videojuegos debería perderse… y todo esto a la espera de que llegue el modo online.

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