Del juego al mito: cómo el meme convirtió a Silksong en leyenda

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Silksong. Del culto al consumo masivo: ¿estamos preparados para una posible y justificada decepción?

Jugué Hollow Knight. Lo intenté, juro que lo intenté. Me gustó, lo reconozco, pero ese estilo de juego, no es para mi. Yo ya lo sabia incluso antes de instalarlo, pero, aún asi, quise probarlo. Me pareció precioso, desafiante, con una ambientación impecable. Pero los metroidvania no son para mi, y sin embargo, llevo años esperando Silksong como si fuera mi saga favorita.

Hay algo curioso, casi ridículo, en el fenómeno que ha creado Silksong. Se anunció en 2019 y desde entonces ha sido un fantasma que aparece (y luego no) en cada Direct, en cada presentación de Xbox, en cada Summer Game Fest. Se convirtió en un chiste recurrente, en un meme de larga duración, pero también en una promesa. Y ahora, con su llegada inminente el 4 de septiembre de 2025, me doy cuenta de que medio mundo está preparado para lanzarse de cabeza… aunque no tenga ni idea de lo que se le viene encima.

¿Cuánta gente lo jugará sin saber qué es?

Hablemos claro: Silksong va a ser jugado por miles, quizás millones, de personas que no tienen ni idea de qué va un metroidvania. Gente que nunca ha explorado un mapa en 2D sin marcadores. Que no sabe que un “banco” en Hollow Knight es un punto de guardado, que los amuletos no son solo piezas coleccionables o que Cornifer no es solo y simplemente, un NPC más del jugeo.

Esto no es una crítica, es un síntoma. El juego ha alcanzado un nivel de visibilidad que pocos títulos independientes consiguen. Y parte de eso se lo debe a su predecesor, sí —más de 3 millones de copias vendidas, presencia en Game Pass, una reputación casi intocable en foros y rankings—, pero la otra parte se la debe al meme. A esa extraña forma en que la cultura gamer transforma una espera en un ritual compartido.

Porque la gente quiere estar. Quiere vivir el momento. Da igual si entienden de qué va. El FOMO (miedo a quedarse fuera) es más fuerte que la lógica. Y el hecho de que Silksong llegue día uno a Game Pass solo hace que ese efecto se multiplique: no hay excusas. Está ahí, lo puedes descargar. Aunque lo abandones en 20 minutos.

Una ola que nos arrastra a todos

Yo también lo voy a jugar el primer día. Aunque no me muera por el backtracking, aunque probablemente me pierda en el mapa o me frustre con algún jefe. Pero quiero ver qué es. Quiero estar en la conversación. Porque Silksong ya no es solo un juego: es un momento colectivo, un hito cultural dentro del ecosistema indie.

Y quizás, quién sabe, vuelva a atraparme como lo hizo Hollow Knight. O quizás lo vuelva a dejar a medias. Pero incluso si eso pasa, sabré que formé parte del fenómeno. Que estuve ahí cuando Silksong dejó de ser un meme y se convirtió, por fin, en realidad.

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