Lies of P Reportaje – Llega a PS Plus con selector de dificultad, y eso… ¿es realmente una buena noticia?
Lo que para algunos puede sonar como una herejía, para otros es, sencillamente, la única oportunidad real de poder disfrutar de un soulslike. Desde ya os digo que entiendo a ambas partes: tanto a quienes defienden que la dificultad es una parte intrínseca de la obra concevida así por sus creadores, como a quienes agradecen que por fin exista una opción para hacerla más accesible.
Porque sí, es cierto: la dificultad en estos juegos no es un capricho, forma parte de su identidad. Cada jefe derrotado, cada avance tras horas de ensayo y error, se siente como un logro personal. Y también entiendo el miedo: si se abren demasiado al gran público, ¿no se corre el riesgo de diluir su esencia?
Pero ante ese temor, hay una realidad innegable:
- Elden Ring ha superado los 25 millones de copias vendidas.
- Dark Souls III vendió más de 10 millones.
- Bloodborne, incluso siendo exclusivo, alcanzó los 7,5 millones.
Son cifras que nos dicen una cosa clara: estos juegos ya dejaron de ser de nicho hace tiempo. Su comunidad es enorme, y aún podría serlo más.
Tranquilos: Lies of P no baja la dificultad, simplemente te da a elegir
Y es que, a veces, olvidamos que no todo el mundo tiene la misma habilidad, ni, sobre todo, el mismo tiempo. No todos pueden quedarse atascados 40 minutos en una zona intermedia, y mucho menos repetir una y otra vez un combate que ni siquiera es un jefe principal. Esto puede ser frustrante, incluso injusto para quienes sí aman los desafíos, pero no pueden comprometerse con ellos por cuestiones de tiempo o vida personal.
Paradójicamente, muchos de esos mismos jugadores podrían pasarse títulos como Cuphead, Celeste o Darkest Dungeon en pocos días. No es una cuestión de «maña», sino de formato.
¿Estamos ante el principio del cambio?
Quizá sí. Y no tiene por qué ser algo malo.
El orgullo gamer no tiene por qué verse afectado. Seguiremos teniendo títulos que nos reten, que nos hagan morir cien veces antes de aprender, dominar y vencer. Pero también debemos entender que abrir la puerta a más jugadores no traiciona la esencia, sino que puede ayudar a ampliarla.
Incluir opciones de accesibilidad, sin tocar la dificultad base, no resta valor a la experiencia original. Lo que hace es ofrecer alternativas. Y si eso se traduce en más jugadores, más ventas y más demanda por nuevos títulos del género… ¿de verdad es tan negativo?
Todos soñamos con un remake de Bloodborne, o al menos una simple actualización a 60fps. Tal vez la clave para conseguirlo esté, precisamente, en dejar entrar a más gente al yelmo, sin cerrar las puertas por orgullo.
