ANÁLISIS HIGH SCHOOL DIRTY SECRETS
Seguimos con otro juego de terror, pero de esos que son algo diferentes. Hoy os traemos nuestro análisis de High School Dirty Secrets tras haberlo jugado en PS5 y os contamos que nos ha parecido.
Para el que no lo conozca, High School Dirty Secrets es un juego de terror psicológico que apuesta más por crear una sensación constante de inquietud que por asustar con sobresaltos directos. A nivel de historia, ésta empieza con Kasuga, una estudiante de instituto que despierta sola dentro de su escuela sin saber cómo ha llegado hasta allí ni por qué no puede salir. Desde los primeros minutos queda claro que el juego quiere que el jugador se sienta perdido y desconcertado, igual que su protagonista, y que el miedo vaya creciendo poco a poco a través del ambiente y la narrativa.

La forma de contar la historia es uno de sus puntos más importantes. El juego no explica todo de manera clara ni directa, sino que va dejando pistas repartidas por el instituto. Mensajes en el móvil, detalles del entorno y pequeñas escenas ayudan a reconstruir lo que ha ocurrido. Esto obliga al jugador a prestar atención y a sacar sus propias conclusiones. El instituto, un lugar normal y cotidiano, se convierte en un espacio oscuro y extraño, lleno de zonas vacías y pasillos que parecen cambiar con el tiempo. Todo esto ayuda a que el jugador se sienta incómodo incluso en los lugares más comunes.
En lo puramente jugable, High School Dirty Secrets se basa sobre todo en explorar y resolver puzles. No hay combates ni acción directa, sino que el avance depende de encontrar objetos, leer mensajes y entender qué hacer en cada momento. El juego combina la primera y tercera persona, algo que permite ver mejor los escenarios pero que a veces puede dar problemas.

Los puzles suelen estar bien integrados en el entorno y requieren observar con atención, aunque en algunos momentos pueden resultar confusos y frenar el ritmo de la partida. También hay bastante ida y vuelta por los mismos escenarios, algo que puede hacerse repetitivo, pero que encaja con la idea de estar atrapado en un lugar del que no se puede escapar fácilmente.
En el aspecto visual, High School Dirty Secrets utiliza un estilo anime en 3D que contrasta bastante con la historia oscura que cuenta. La iluminación y los efectos visuales ayudan a crear una atmósfera opresiva, con zonas mal iluminadas y efectos extraños que hacen dudar de lo que es real. El sonido juega un papel importante, con ruidos lejanos, pasos y silencios que mantienen la tensión. Pero lo que no me ha gustado del todo son los diseños de personajes y animaciones, que pueden romper la inmersión, ya que no siempre encajan bien con el tono de terror que intenta transmitir el juego.

El miedo en High School Dirty Secrets no se basa tanto en sustos repentinos, sino en la sensación constante de que algo no va bien. Esto puede resultar más efectivo para quienes prefieren un terror más psicológico y menos directo.
Uno de los aspectos más polémicos del juego es la presencia de ciertos elementos que pueden parecer innecesarios o fuera de lugar, especialmente relacionados con la sexualización de algunos personajes. Este contraste con la historia de terror puede resultar molesto para parte del público y romper la atmósfera que el juego intenta construir. No es algo muy frecuente, pero sí lo bastante visible como para generar una sensación de incoherencia en el tono general.
En definitiva, y a modo de resumen, High School Dirty Secrets es un juego con una propuesta clara, pero que no siempre acierta en su ejecución. Su ritmo es lento, su historia es algo ambigua y algunas decisiones artísticas pueden dividir opiniones. Aun así, ofrece una experiencia diferente dentro del terror psicológico, especialmente recomendable para quienes disfrutan explorando, leyendo entre líneas y dejándose llevar por una atmósfera inquietante. No es un juego perfecto ni especialmente innovador, pero a algunos les conseguirá crear una sensación de malestar constante

