Análisis Capcom Fighting Collection 2
Análisis Capcom Fighting Collection 2: pocas compañías pueden presumir de haber marcado el devenir de un género como lo ha hecho Capcom con la lucha. La primera entrega de esta colección ya supuso una agradable sorpresa para los amantes de los combates arcade, pero esta segunda parte llega con un cariz distinto. No solo es una celebración de los clásicos: es una reivindicación de aquellas sagas que vivieron entre generaciones, que apostaron por el 3D antes de que estuviera maduro, que se atrevieron a mirar al rival directo a los ojos —SNK— y le tendieron la mano. Tras nuestras impresiones de Capcom Fighting Collection 2 llega ahora el análisis.
Así, Capcom Fighting Collection 2 se presenta como un paquete de contrastes: entre lo icónico y lo experimental, entre lo sobrio y lo histriónico, entre la nostalgia y la curiosidad. ¿Vale la pena su propuesta? Ponte cómodo, porque vamos a desmenuzarla en profundidad.
Un menú de combate que sabe a historia

Lo primero que salta a la vista es la cuidada selección de títulos. Esta vez, Capcom no busca repetir éxitos de siempre, sino escarbar en el baúl del recuerdo para rescatar obras que, en muchos casos, llevaban años (o décadas) sin una reedición digna.
Los juegos incluidos son los siguientes:
- Capcom vs. SNK: Millennium Fight 2000 Pro
- Capcom vs. SNK 2: Mark of the Millennium 2001
- Capcom Fighting Evolution
- Street Fighter Alpha 3 Upper
- Power Stone
- Power Stone 2
- Project Justice (Rival Schools 2)
- Plasma Sword: Nightmare of Bilstein
La colección ofrece una mezcla entre tres grandes bloques:
La colaboración con SNK, que marcó una época con sus crossovers soñados y plantó las semillas de la escena competitiva moderna.
Los experimentos tridimensionales de finales de los 90 y principios de los 2000, con Power Stone, Project Justice y Plasma Sword, donde Capcom intentó trasladar su maestría 2D al nuevo lenguaje visual.
Una revisión de sus propios sistemas de combate clásicos, como el caso de Alpha 3 Upper y el controvertido Fighting Evolution.
La riqueza temática y mecánica de este repertorio es notable. Cada juego cuenta con su propio ADN jugable, desde el frenesí caótico de Power Stone 2 hasta el combate técnico y medido de Alpha 3. Incluso los títulos más irregulares —como Capcom Fighting Evolution— encuentran aquí una nueva oportunidad para ser comprendidos y contextualizados. Esto es historia viva, tanto del género como de Capcom como editora, y su mera existencia en un solo paquete ya es motivo de celebración.
Cada combate cuenta una historia distinta

Cada título de la colección se comporta como un microcosmos jugable diferente. No estamos ante una antología homogénea, sino ante una exposición de estilos, ritmos y prioridades dispares.
Street Fighter Alpha 3 Upper
El alma del 2D competitivo está aquí. Con un roster amplísimo, tres modos de combate personalizables (A-ISM, V-ISM, X-ISM), y una jugabilidad más ágil y técnica que la de Street Fighter II, Alpha 3 es puro deleite para el jugador exigente. Los combos en cadena, los counters, los custom combos… Todo invita al perfeccionismo. Y todo fluye con una suavidad pasmosa.
Capcom vs. SNK y su secuela
Pocas veces una colaboración ha sido tan bien ejecutada como en esta dupla. El primero es contenido, casi tímido, pero preciso. El segundo es ambicioso, rotundo y con un sistema de Grooves que permite adaptar el estilo de juego a nuestro gusto: ¿prefieres parries como en Street Fighter III? ¿O cargas de barra al estilo King of Fighters? Aquí puedes.
La nostalgia no es solo estética, es funcional. Estos juegos se sienten vivos porque su propuesta mecánica sigue siendo divertida hoy.
Power Stone y Power Stone 2
Ambos son un torrente de locura, con escenarios que se caen a pedazos, ítems volando por los aires y un enfoque más cercano a un party fighter que a un versus técnico. Y sin embargo, su control responde con exactitud, y su diseño invita a la creatividad. Jugar a cuatro en Power Stone 2 es como soltar un cubo de gasolina sobre la hoguera del caos: impredecible, absurdo… y adictivo.
Project Justice
La joya escondida. Su sistema de equipos, sus ataques cooperativos, sus historias de instituto al más puro estilo anime: Project Justice es un heredero directo del corazón noventero japonés. Técnicamente sobresaliente, con animaciones expresivas y una curva de aprendizaje muy agradecida. Uno de esos juegos que piden a gritos un regreso moderno.
Plasma Sword y Fighting Evolution
Aquí encontramos las notas más discordantes. Plasma Sword, secuela de Star Gladiator, peca de simple y repetitivo, aunque su estética space opera le da personalidad. Fighting Evolution, por su parte, es un “all-star” deslavazado que nunca termina de encontrar ritmo. Aun así, su inclusión es valiosa como testimonio de una Capcom que no siempre acertaba… pero que siempre se atrevía.
Una presentación que respira arcade

Una colección así no se puede permitir fallar en su envoltorio. Afortunadamente, Capcom lo sabe y pone especial mimo en la presentación general del producto. Desde el primer arranque del juego, sentimos que estamos entrando en una galería museística con olor a recreativa: fondos pixelados, música retro, interfaces minimalistas pero evocadoras… todo cuidadosamente diseñado para que la experiencia sea fluida y nostálgica.
Además, cada título dispone de:
- Opciones de visualización personalizables: filtros CRT, reescalados, marcos artísticos… puedes jugar a Plasma Sword como si estuvieras en una Naomi original.
- Versiones japonesas y occidentales (cuando aplica): un regalo para los puristas, ya que ciertos juegos presentan diferencias no solo estéticas, sino jugables entre regiones.
- Archivos de música e ilustraciones desbloqueables: la galería de extras es extensa y, aunque no tan profunda como cabría esperar de una reedición de esta magnitud, sirve como un agradable complemento.
Hubiera sido deseable, eso sí, algún tipo de entrevista o making of interactivo, algo que nos conectase aún más con el proceso creativo de estos títulos. Con tantos años a sus espaldas, esta colección pedía a gritos una mirada más íntima al legado humano que hay detrás de estos sprites y polígonos.
Capcom escucha (casi) todo

Uno de los puntos fuertes de esta colección es la incorporación del juego online con rollback netcode, lo que garantiza una experiencia fluida en combates a distancia si ambas conexiones están en condiciones aceptables. Durante nuestras pruebas, las partidas fueron estables, y el emparejamiento rápido. Se nota el esfuerzo por cuidar la vertiente competitiva, algo esencial si se pretende que esta antología tenga recorrido en la escena fighting actual.
Además, se han incluido:
- Salvado rápido en cualquier momento, aunque con una única ranura por título, lo que limita un poco las posibilidades estratégicas.
- Modo entrenamiento con opciones ajustables, más útil en unos juegos que en otros.
- Menús de configuración simplificados pero funcionales, ideales para adaptar controles sin perderse en submenús.
Es cierto que el modo online no tiene tantas opciones de comunidad como otros títulos modernos (no hay sistema de torneos, ni personalización de salas), pero para una colección de este tipo, lo que importa es la estabilidad, y esa está garantizada.
Valor didáctico y relevancia cultural

Uno de los méritos menos evidentes —pero más importantes— de Capcom Fighting Collection 2 es su valor como documento histórico. Nos permite entender cómo evolucionaron los sistemas de combate de Capcom, cómo influyeron sus decisiones en los juegos posteriores, y cómo incluso sus tropiezos (como Fighting Evolution) aportaron ideas que germinarían más tarde.
También es una clase magistral sobre colaboración entre compañías, especialmente con SNK. El respeto mutuo que destilan Capcom vs. SNK y su secuela trasciende el fanservice. Son ejemplos de cómo dos estudios rivales pueden fusionar sus filosofías jugables sin perder identidad, y de cómo el crossover puede ser una herramienta creativa y no solo comercial.
La presencia de Power Stone y Project Justice, por otro lado, nos recuerda que Capcom fue pionera en fusionar mecánicas de lucha con narrativa ligera y ambientaciones inusuales. Eran títulos ahead of their time, y jugarlos hoy es una forma de entender por qué seguimos pidiendo su regreso.
Luces y sombras: ¿qué falta en esta colección?

Aunque el contenido es generoso, hay ausencias que pesan. La más evidente es la falta de extras contextuales: no hay documentales, comentarios del equipo de desarrollo, entrevistas o líneas de tiempo interactivas. En pleno 2025, ese tipo de materiales se han vuelto un estándar de calidad en este tipo de recopilaciones (véase Atari 50 o Teenage Mutant Ninja Turtles: Cowabunga Collection).
Tampoco hay ningún tipo de contenido nuevo o remasterización más allá de los filtros visuales. No hay personajes desbloqueables adicionales, ni galerías interactivas, ni contenido inédito que invite al redescubrimiento. Se ha optado por una presentación fiel al original, sí, pero quizás demasiado conservadora.
A esto se suma la notable ausencia de juegos como Tech Romancer o Marvel vs. Capcom, que por licencias o decisiones editoriales se han quedado fuera. Aunque es entendible, empaña un poco la sensación de “colección definitiva”.
El museo de los experimentos gloriosos
Capcom Fighting Collection 2 no es una colección perfecta. Tiene decisiones discutibles, ausencias sentidas y una presentación que, aunque cuidada, no exprime del todo el potencial emocional del material. Pero lo que sí hace —y lo hace muy bien— es rescatar, conservar y dignificar una parte fundamental del legado de Capcom.
Esta recopilación no está pensada para el gran público, ni busca ser una puerta de entrada al género como sí podría ser un Street Fighter 6. Es un regalo para los que llevamos décadas en esto, para los que insertábamos monedas en recreativas sudorosas soñando con un Shin Shoryuken o un Blazing Storm perfecto. Es una carta de amor escrita con polígonos y píxeles.
¿Te gustan los juegos de lucha? Entonces este título tiene algo que enseñarte. ¿Te interesan los videojuegos como historia? Aquí hay lecciones en cada golpe. ¿Solo quieres pasártelo bien con amigos? Power Stone 2 se encargará del resto.
Puntos fuertes
- Una selección de títulos variada, arriesgada y muy poco habitual.
- El excelente rollback netcode, ideal para combates en línea sin lag.
- La posibilidad de alternar entre versiones japonesas y occidentales.
- Project Justice y Power Stone: dos joyas imperecederas.
- Una experiencia arcade envolvente gracias a los filtros visuales.
Puntos débiles
- Falta de contenido extra contextual (documentales, entrevistas…).
- Solo una ranura de guardado por juego.
- Algunas ausencias dolorosas, como Tech Romancer o licencias Marvel.
- Capcom Fighting Evolution sigue siendo una experiencia irregular.
El juego ha sido analizado en PS5 gracias a una copia digital facilitada por PLAION.
