Análisis Doom The Dark Ages
He de confesar que me considero una persona apasionada de los juegos en primera persona y, por lo tanto, de los FPS. Sin embargo, tengo un pecado al cual he querido ponerle solución definitiva, y es que no me consideraba fan de la saga Doom. Ni en su vertiente más clásica ni es sus últimos títulos, estos pese a haberlos completado a nivel de campaña. En esta ocasión, me he puesto manos a la obra con la tercera entrega de esta nueva trilogía, tan diferentes unas obras de otras posee a tener sus semejanzas.
DOOM: The Dark Ages es el juego que posea posiblemente la narrativa más trabajada y extensa de toda la saga. Como curiosidad, hay que aclarar que pese a ser la última entrega ésta se sitúa como precuela de DOOM (2016) y DOOM: Eternal, y estaremos ante el inicio del Slayer, protagonista de todo. Una guerra en el que el infierno temerá a un solo hombre, armado hasta los dientes y con la sangre siempre presente, y que sirve para aclarar parte del lore del universo.
Y es que pese en que esta entrega se cumple con creces ese apartado que yo consideraba como su asignatura pendiente, todo el peso recae una vez mas en el apartado de la jugabilidad. En este aspecto es parte fundamental el arsenal al que se nos da acceso, y que no pasaré a nombrar por no revelar sorpresas agradables. Uno de los mas importantes es el escudo, una que desde el tutorial se ve reflejado todo le peso que va a tener durante las 15 horas aproximadas que nos llevará completar la campaña. El escudo es un arma más de ataque y que con un uso que se tarda en dominar, es de plena satisfacción. Ofreciendo la acción de parry, menos exigente que un souls (y gracias) hace que los enemigos se topen con un arma de defensa que su ataque es letal. Es por todo esto, que me declaro como persona fan del escudo. Hay que aclarar que pese a ser casi en su totalidad un shooter, si que tiene secciones de plataformeo con pequeños puzzles en los que el escudo tiene su papel de importancia.
En términos de dificultad, existen varios niveles en los que la curva asciende de manera paulatina, exigiendo lo mejor de nosotros si ponemos el juego en su máxima dificultad y en la que morir será parte de la aventura. He de admitir que lo he completado en su nivel intermedio con momentos en los que me ha tocado sufrir.
En esta ocasión, toca hablar de uno de los puntos fuertes del título. No es otra cosa que su apartado audiovisual. Englobándolos ambos en un apartado de notable, desmenuzamos un poco dicho apartado. En lo visual, tenemos un toque un tanto gótico y medieval, además gore tanto en el ambiente, como en las ejecuciones de los combos, muy variados y bestias. Hay que aclarar que la versión analizada se ha realizado en una Xbox Series X.
En cuanto a los escenarios hay que destacar que nos encontramos ante unos mas amplios y variados de lo ya vistos. Eso si, no llegaremos nunca a perdernos pero si que tendremos la posibilidad de explorar para encontrar esas bonificaciones en mejoras y coleccionables con los que ya estamos familiarizados.
En lo sonoro, sin entrar en temas de guste en las composiciones hard rock, dudo que pueda haber una mejor selección y composición de todas y cada una de las pistas que suenan, destacando también que estamos ante la primera vez que llega una entrega doblada y, con todas las escenas de vídeo que tenemos delante, es de agradecer, porque además de meternos más en el gameplay, el doblaje es inmaculado.
Como conclusión, hay que agradecer a ID Software que nos hayan dado cada una de las tres fantásticas entregas. En esta tercera entrega se consagran con un magnifico cierre de la historia que aporta a los fans todo lo que esperaban con los añadidos que lo convierten en todo un lujo a nivel jugable. Es por esto, que considero que estamos ante la mejor entrega de esta nueva trilogía.
