ANÁLISIS BLOOD OF MEHRAN PARA PC
Blood of Mehran es uno de esos juegos que, cuando empiezas, te seduce con una ambientación poderosa y una premisa cargada de potencial, pero que poco a poco te va mostrando sus costuras. Tras terminarlo, me quedé con la sensación de haber recorrido un viaje visualmente cautivador pero algo flojo en lo jugable. Me ha dado la sensación de que la desarrolladora hubiera tenido una visión clara pero le hubiera faltado tiempo o recursos para pulirla del todo.
A nivel de historia, ésta se centra en Mehran, un guerrero que había renunciado a la violencia pero que vuelve a empuñar la espada obligado por traiciones y por una tragedia personal. La idea funciona, y durante el primer tramo del juego me atrapó esa mezcla de épica mesopotámica con tonos de leyenda persa.
Pero el guion no logra mantener el ritmo: los personajes secundarios entran y salen sin más importancia, los diálogos alternan entre lo solemne y lo ligero sin demasiada coherencia y, aunque el juego busca generar un vínculo emocional fuerte, nunca llega a cuajar del todo. Incluso el doblaje, que debería ser la chispa que dé vida a estas escenas, se siente plano, como si los actores no terminaran de conectar con la carga dramática de lo que se ve en pantalla

Entrando de lleno en lo jugable, Blood of Mehran apuesta por un combate hack-and-slash bastante clásico: espada, doble espada, escudo, arco y alguna que otra mecánica de sigilo que, sobre el papel, deberían aportar variedad. Al principio disfruté experimentando con cada estilo, pero pronto descubrí que faltaba contundencia.
Los golpes carecen de impacto, la detección de colisiones falla demasiado a menudo y el parry responde de forma irregular, lo que convierte algunos enfrentamientos en momentos frustrantes más que en desafíos estimulantes. El sigilo sufre problemas similares: enemigos que te ven a través de paredes, ejecuciones que no se activan cuando deberían… detalles que poco a poco van lastrando la experiencia.
La progresión, en teoría, intenta dar profundidad al combate con un árbol de habilidades. Pero en la práctica, muchas mejoras se sienten superficiales: no cambian realmente tu forma de jugar, y terminé desbloqueándolas más por inercia que por otra cosa.

Donde el juego realmente brilla es en lo visual. El viaje de Mehran por desiertos dorados, palacios tallados en piedra y bazares vibrantes está lleno de encanto. Hay escenas en las que me detuve solo para observar la iluminación o la composición del entorno. Pero incluso aquí no nos libramos de problemas técnicos, a pesar de contar con un equipo muy potente: texturas que tardan en cargar, bajones de rendimiento y algún que otro bug que me obligó a reiniciar. No llega a arruinar la experiencia, pero está ahí, recordándote constantemente que esto podría haber sido mucho más.
La banda sonora, en cambio, es uno de los grandes aciertos. Las melodías combinan instrumentos tradicionales de Oriente Medio con un enfoque más cinematográfico, y en más de una ocasión elevan escenas que, por sí solas, no terminaban de funcionar.

Entrando ya en las conclusiones, he de decir que Blood of Mehran me dejó un sabor agridulce. No es un mal juego: tiene personalidad, una ambientación preciosa y momentos que realmente funcionan. Pero también es evidente que le falta pulido en casi todos sus sistemas. Si lo juegas con expectativas moderadas y te atrae su atmósfera, probablemente lo disfrutes. Si buscas una aventura profunda, refinada y sin tropiezos, quizá te resulte frustrante. Es un título con alma, pero también con muchas imperfecciones.
