ANÁLISIS HEARTWORM PARA PC
A poco que veas las imágenes que acompañan este análisis, verás que Heartworm no se esconde: el juego es una carta de amor al survival horror de finales de los 90. Evoca sin disimulo videojuegos como Silent Hill y Resident Evil. Emula sus cámaras fijas, controles tipo “tanque”, texturas granuladas y angulaciones propias de aquella era. Pero si seguís leyendo este análisis de Heartworm , veremos si hay novedades o es un simple copia/pega.
Lanzado en PC en exclusiva el pasado 31 de julio, la historia de Heartworm se centra en Sam. Incapaz de superar la muerte de su querido abuelo, se pierde en los laberintos de internet en busca de la promesa de reunirse con él. Al seguir la pista que le da un misterioso foro, se encuentra en una casa supuestamente sobrenatural, situada en una montaña, donde espera poder contactar con el más allá.

La narrativa se construye mediante notas crípticas, entornos simbólicos y encuentros que mezclan recuerdos con visiones perturbadoras, delimitando una experiencia donde el peso emocional prima sobre el terror explícito.
En cuanto a su jugabilidad, he de decir que no se limita a copiar. Replica ese estilo con propósito narrativo. Su estética low-poly y filtros retro no son una pose, sino un recurso para sembrar inquietud.

Todo su arte no hace otra cosa que potenciar esa sensación de tiempo pasado con ambientes sombríos, luces parpadeantes y efectos que refuerzan una atmósfera opresiva, donde lo indefinido juega más con la mente que lo explícito.
En lo puramente jugable el sistema de juego es simple pero eficaz. Se utiliza una cámara fotográfica como “arma” para aturdir o eliminar entidades, usando rollos de película limitados (al estilo Project Zero). Todo ello se complementa con resolución de puzles, gestión de inventario y backtracking, siempre bajo la fórmula clásica del género.

Aunque estas mecánicas evocan clásicos, sí que creo que estas facetas no siempre brillan con la misma fuerza. El combate es funcional, pero no ofrece gran desafío, y el puzle más complejo es predecible para quienes conocen el estilo. La exploración es simple; algunos tramos pueden sentirse extensos o reiterativos.
En cuanto a su apartado audiovisual, he de decir que lo mejor de Heartworm es su habilidad para generar tensión sin sustos acelerados; en su lugar, construye una atmósfera melancólica que cala hondo. La ambientación sonora (escasa pero efectiva) usa silencios, ecos lejanos y sonidos ambientales para mantener al jugador en estado de alerta.

Entrando ya en el terreno de las conclusiones, creo que no me equivoco si afirmo que Heartworm es un título que sabe quién es y a quién se dirige: amantes del survival horror clásico, del horror psicológico y de las propuestas que apelan a la emoción, no al susto. Aunque su jugabilidad y puzles pueden sentirse limitados, su atmósfera íntima y su historia cargada de tristeza y nostalgia lo convierten en una experiencia memorable.
Si buscas más acción o terror visceral, quizá decepcione, pero si te interesa un viaje emocional a través del recuerdo, con estética de PSX y una narrativa que se desvela en fragmentos, Heartworm merece mucho la pena
