ANÁLISIS PRIMAL PLANET PARA PC
Una vez más, nos enfrentamos ante otro metroidvania. Como siempre digo antes de afrontar un análisis de un juego de este género, hay que estar muy atentos a si esta propuesta tiene algo diferente o quiere despuntar en el género de alguna manera. Así que seguid leyendo si queréis saber que me ha parecido Primal Planet tras jugarlo en PC.
Primal Planet es una experiencia creada por un único desarrollador —Albert van Zyl, bajo el alias Seethingswarm—, y publicado por Pretty Soon. Fue lanzado el 28 de julio de 2025, disponible en PC vía Steam y GOG, y también en consolas como PS4/5, Xbox Series X|S y Switch.
Su esencia se define como un metroidvania en pixel art, pero que quiere destacar con elementos de supervivencia, crafteo y exploración, además de con una narrativa emotiva que prescinde por completo de diálogos. Todo se comunica mediante gestos, animaciones, gestualidad y símbolos.

De hecho, es ésta una de las cosas que más me ha llamado la atención. El juego cuenta una historia poderosa sin recurrir a palabras. Una familia prehistórica alrededor de una hoguera es atacada, el protagonista y su mascota dinosaurio (Sino) sobreviven, y se inicia la misión de reunirse con los seres queridos. Todo esto con gestos, miradas y acciones que transmiten emoción pura.
El cooperativo local permite jugar con otra persona controlando a Sino, añadiendo un toque entrañable al gameplay.
Y ahora toca ver que tal ese gameplay. En este sentido, he de decir que desde la hoguera inicial (una nodriza a los videojuegos soulslike) se establecen mecánicas de progreso como subir de nivel, craftear objetos (como lanzas, trampas, antídotos, antorchas) o cocinar para curarse.
Estas mecánicas están bien integradas: ingredientes como carne, fruta o huesos permiten fabricar mejoras para sobrevivir, explorar o fortalecer la aldea tipo city-builder que sirve como base. Las hogueras hacen de menú: para desbloquear habilidades o crear objetos, en lugar de servir como puntos de guardado clásicos. Por lo demás, estamos ante un metroidvania clásico
En cuanto a su apartado audiovisual, Primal Planet desborda encanto y detalle. Su pixel art es vibrante, vivo y trabajadísimo. Desde fascinantes fondos de junglas y atardeceres hasta cuevas bioluminiscentes, cada escena está cuidadosamente animada, rebosando vida (con insectos, fuego, fauna exótica y efectos ambientales).
La música también acompaña con sutileza, adecuándose a la acción o quedándose en silencio en momentos de exploración sigilosa, lo que acentúa la atmósfera sin caer en lo intrusivo.
En resumidas cuentas, lo que más me ha gustado ha sido, además de su estilo y estética, su atmosfera inmersiva y sus mecánicas bien cuidadas. Y todo ello con una emotividad que llega sin el uso de palabra alguna.
Por otro lado, hay áreas de mejora. El mapa y la interfaz en ocasiones son algo confusos y su ritmo es irregular. Además, el hecho de haber tantas opciones puede bloquear a algún jugador.
A modo de conclusiones, he de decir que Primal Planet es un metroidvania creado con pasión, alma y una fuerte identidad visual y narrativa. Su pixel art detallado, su historia sin palabras y su mezcla de supervivencia y progresión lo convierten en una experiencia encantadora y única.
Sin embargo, no está libre de imperfecciones: la exploración puede volverse tediosa debido a la falta de marcadores y mapas útiles; su ritmo sufre durante la parte intermedia, y el cierre se siente repentino. La abundancia de mejoras y la pérdida de tensión en las mecánicas de supervivencia son detalles que apuntan al desafío de haber sido creado por una sola persona.
En definitiva, creo que el hecho de estar creado sólo por una persona ya merece nuestro apoyo, y espero que desde aquí nos lea su autor y esté al tanto del calado de su obra.