IMPRESIONES AZTECS THE LAST SUN PARA PC
Tras jugar Aztecs: The Last Sun hoy os traigo mis primeras impresiones. He de decir que la verdad es que me sorprendió bastante. No es el típico juego de construcción de ciudades donde solo colocas edificios y esperas a que crezca la población; aquí todo tiene un peso más profundo. Desde el principio me puse en el papel de tlatoani, el gobernante de Tenochtitlan, y sentí la presión de tener que equilibrar la economía, la religión y la defensa de la ciudad al mismo tiempo. Lo que más me llamó la atención fue lo bien que mezcla la gestión urbana con la mitología azteca.
Al empezar la partida, has de construir casas, templos y talleres para que tu gente prosperara. Pero pronto te das cuenta de que el juego no se trata solo de levantar edificios. La religión juega un papel clave: cada cierto tiempo hay que hacer rituales y ofrendas para mantener contentos a los dioses. Si no lo haces, las consecuencias se notan rápidamente. Me pareció interesante cómo el juego logra transmitir la idea de que el poder espiritual es tan importante como el económico o el militar.

Otra cosa que me gustó mucho fue la ambientación. El mapa está lleno de detalles que te hacen sentir dentro de la civilización mexica: los canales, las pirámides, el lago Texcoco… todo tiene una atmósfera especial. Además, la música y los efectos de sonido ayudan mucho a meterte en ese mundo antiguo. Sin embargo, lo que realmente me puso a prueba fue la noche. Cuando cae el sol, empiezan los ataques de fuerzas oscuras, y si no estás bien preparado, tu ciudad puede caer muy rápido. Esos momentos son tensos y te obligan a pensar estratégicamente, porque cada decisión cuenta.
El sistema de terraformación también me pareció muy original. Poder recuperar terreno del lago para construir nuevas zonas le da un toque distinto al juego. Es bonito experimentar con eso, aunque a veces se siente un poco limitado o lento. De hecho, esa es una de las cosas que noté en general: hay partes del juego que todavía se sienten en desarrollo. Algunas mecánicas no están del todo pulidas, y el rendimiento puede bajar un poco cuando la ciudad crece. Aun así, se entiende porque está en acceso anticipado, y el potencial que tiene es enorme.
Lo que más disfruté fue ver cómo mi ciudad cobraba vida: los habitantes trabajando, los templos llenándose de gente, los guerreros patrullando las calles. Sentí que cada pequeña decisión tenía un impacto, y eso me motivaba a seguir mejorando mi estrategia. Por otro lado, también tiene momentos frsutrantes, sobre todo a la hora de manejar la economía y los rituales al mismo tiempo. Es un juego que no perdona los errores, y puede ser un poco abrumador si no estás acostumbrado a este tipo de desafíos.
En resumen, Aztecs: The Last Sun me dejó una muy buena impresión. Tiene una ambientación única, un sistema de juego exigente y una idea original que mezcla la gestión de ciudades con la espiritualidad y la supervivencia. Sí, todavía necesita más trabajo y pulido, pero incluso en su estado actual, ofrece una experiencia diferente y con mucha personalidad. Si te gustan los city builders y buscas algo nuevo, con una atmósfera más mística y desafiante, definitivamente vale la pena probarlo.