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Análisis de ‘Cattle Country’, el nuevo y ambicioso «cozy game» que traiciona su propia esencia

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CATTLE COUNTRY ANALISIS

En los últimos años, los llamados cozy games (juegos acogedores) han ido ganando una mayor popularidad entre los jugadores, un éxito que también se refleja en los catálogos de videojuegos (especialmente en el de Steam). De hecho, a la hora de analizar los datos, observamos que el interés por estos juegos «bonitos y agradables» nace a raíz de la pandemia, un momento donde todos necesitamos refugiarnos en algo que nos hiciese sentir seguros y en paz.

Así, aunque la definición de los cozy games es bastante abierta y personal, podríamos decir que se caracterizan por introducir dinámicas de simulación de vida en torno a alguna temática concreta, tener una estética adorable y colorida, ser accesibles a nivel de dificultad y, sobre todo, transmitir sensaciones positivas, aunque a veces traten temas más delicados (como en el caso de ‘Gris’ o ‘Spiritfarer’). Dentro de esta categoría, podemos encontrar ejemplos tan diversos como  ‘Animal Crossing’, ‘Unpacking’ o ‘Coffee Talk’, obras que han conseguido colarse en la cotidianeidad de numerosos jugadores, creando su propio nicho de mercado.

En este contexto, nace el videojuego protagonista de nuestro análisis, ‘Cattle Country‘, un simulador de vida que ha sido promocionado de manera chistosa (con la voz del mismísimo Roger Clark en su tráiler) como una mezcla entre ‘Stardew Valley‘ (simulador de granjas) y ‘Red Dead Redemption 2‘  (ambientado en el Lejano Oeste). Y, aunque siendo sinceros, ‘Cattle Country’ tiene mucho más del primero que del segundo, lo cierto es que la propuesta del videojuego resulta llamativa no solo por la inclusión de la ambientación cowboy, sino por incorporar cierta sensación de aventura y riesgo que a veces cuesta encontrar en este tipo de juegos.

Así, como jugadora habitual del ‘Animal Crossing’, pero sin ser una experta en el género, me he acercado a este juego con cierta curiosidad que, al poco, se ha tornado en cierto desencanto al no encontrar tanto refugio como esperaba. En su desarrollo, he encontrado una dicotomía entre lo que el juego pretendía hacerme sentir (paz y calma) con lo que realmente he sentido (confusión y frustración), algo fascinante estando ante un cozy game de manual que, pese a que intenta hacer las cosas bien, se olvida de lo más básico: la persona detrás del mando.

Una nueva vida en el Lejano Oeste

Cattle Country
Estas son las opciones de creación y personalización que nos ofrece el juego (atento a mis referencias)

‘Cattle Country’ nace de las mentes de Castle Pixel, una desarrolladora que se define por crear videojuegos de estética retro como ‘Blossom Tales’ y ‘Rex Rocket’, amparados por la editora Playtonic Friends, responsable de lanzamientos como ‘Yooka-Replaylee’ o ‘Lil Gator Game’. Desde su inicio, el jugador entiende perfectamente ante qué tipo de juego está y cuál va a ser su desarrollo. Comenzamos creando de manera muy simplificada un personaje y escogiendo el nombre de nuestro rancho y la ciudad a la que nos vamos a trasladar para empezar nuestra nueva vida como auténticos vaqueros.

Este primer paso da lugar a una pequeña introducción donde conocemos a algunos de los personajes del juego y se nos explica lo básico para comenzar: qué herramientas tenemos a nuestra disposición y qué podemos hacer con ellas. A partir de ahí, el juego nos deja total libertad para hacer lo que queramos y empezar a familiarizarnos con el mundo. En otras palabras, el videojuego nos deja totalmente solos ante el peligro.

Repetir para progresar

Un ejemplo de cómo puede llegar a quedar tu granja (con mucho trabajo, claro)

El juego ofrece una jugabilidad sencilla y previsible donde para progresar vamos a tener que reincidir en unas mismas dinámicas. Como pilares fundamentales tenemos la agricultura, la ganadería, la pesca, la caza y la minería, actividades en las que podremos mejorar nuestras estadísticas y que se verán influidas por el propio universo del juego. A la hora de cultivar o descubrir nuevos animales, deberemos tener en cuenta las estaciones climáticas y las horas del día, las cuales funcionan de manera independiente dentro del propio juego; es decir, el curso del tiempo está adaptado a la propia experiencia del juego y no depende del tiempo real como sí ocurre en ‘Animal Crossing’.

No obstante, no todas las actividades serán igual de accesibles desde el primer momento, ya que para desarrollar algunas se necesitará obtener nuevas herramientas (a través de compras o regalos) o fabricar determinados objetos. Y a raíz de esto, se desarrollan otra de las dinámicas base de ‘Cattle Country’, el crafteo, es decir, la creación de objetos a partir de materiales obtenidos en el juego mediante el uso de herramientas y el desarrollo de ciertas actividades. Por ejemplo, para fabricar un baúl que nos permita ampliar nuestro inventario, tendremos talar árboles y picar rocas que nos den la madera y minerales que necesitamos.

La apasionante labor de la minería

Un ejemplo de excavación en la mina (con el uso de luces y plataformas)

Dentro de todas las actividades que ofrece el juego, la más estimulante es la minería, algo característico de este juego y justificado de manera narrativa al ser el sector principal que sustenta la economía del pueblo. Aquí es donde ‘Cattle Country’ cambia su perspectiva, pasando de una vista isométrica a un espacio 2D tipo ‘Tetris’, con una mecánica de excavación que recuerda a ‘Terraria’ e incluso ‘Minecraft’.

Mientras que actividades como la jardinería y la agricultura se retroalimentan más entre ellas, la excavación de la mina del pueblo añade nuevas cartas al juego: no solo cuenta con herramientas propias como luces, plataformas o escaleras, sino que como jugadores deberemos desarrollar nuestras propias tácticas para que la recolección de minerales sea lo más funcional posible y no muramos en el intento por la acumulación de fatiga, teniendo la posibilidad de pedir ayuda o desmayarnos y visitar al médico pagando la factura correspondiente.

Los peligros del Salvaje Oeste

Un clásico encuentro con bandidos con opciones a elegir (cesión o enfrentamiento)

Como jugadores, podemos tomar una decisión que aportará una mayor sensación de riesgo a nuestra experiencia de juego: tener enemigos en la mina y también en el mundo. Si marcamos alguna de estas opciones, nuestra pistola se convertirá en una herramienta imprescindible y nuestras tareas podrán verse interrumpidas o saboteadas por estos enemigos.

En la mina, podremos encontrar animales como avispas o arañas, que al picarnos nos dejarán inconsciente, perdiendo dinero y tiempo por el camino. En el mundo exterior, además de animales salvajes como serpientes, también podremos encontrarnos con bandidos que tratarán de asaltarnos y a los que podremos derrotar con un anecdótico minijuego bastante carente de tensión.

Por ello, a pesar de que esta mecánica aporta cierta complejidad al juego, su resolución resulta tan sencilla (e infantil), que tampoco supone un verdadero reto para el jugador y puede llegar a ser más bien una molestia que enturbie la verdadera dinámica de juego: el grindeo. Así, nos encontramos frente a una idea con potencial que, al igual que otras presentes en el juego, se queda a medio camino y no termina de funcionar como debería.

Un mundo con una vida incontrolable

Puedes llegar a casarte y celebrar tu boda (con invitados y todo)

Lo más fascinante de una propuesta como ‘Cattle Country’ es el universo que nos ofrece y las formas de interacción que propone. Como en otros videojuegos de este estilo, existen múltiples personajes (NPCs) con los que podemos conversar e incluso establecer relaciones cercanas (de amistad e incluso de pareja con posibilidad de matrimonio). Estos acercamientos dependerá del interés que muestres en los personajes y los regalos que les des; de hecho, cada uno tiene sus filias y fobias, pero en la práctica, se conforman con cualquier cosa decente que les regales.

A nivel de diálogo, encontramos detalles curiosos como las expresiones que utilizan (acordes a la ambientación western) y podemos elegir nuestras respuestas, aunque este aspecto no es el que más llama la atención porque las conversaciones son algo repetitivas y la posibilidad de decisión es simplemente ilusoria.

Lo que sí resulta llamativo es que estos personajes están constantemente en movimiento; nunca sabes dónde ni cuándo te los vas a encontrar y, cuando esto suceda, estarán haciendo su propia vida. Puedes verles reunidos, montando a caballo, consumiendo en establecimientos y un largo etcétera.

Existe hasta un calendario con eventos del pueblo

Algo similar ocurre con los establecimientos, los cuales cuentan con sus propios horarios de apertura y sus horas de mayor afluencia de público. Es tal la vida propia del universo que a veces vas a las tiendas y no encuentras a nadie, otro indicativo de que el pueblo y sus personajes existen más allá de tu propia realidad. Además, todo esto se enmarca en un mapa bastante grande que, unido al desplazamiento lento de nuestro protagonista, hace que la experiencia resulte abrumadora.

La belleza de lo rural

Dentro del mundo, me gustaría incluir también la estética del juego, de estilo retro con píxeles. A nivel de arte, destaca por ser una obra muy colorida y de carácter naturalista, ya que refleja bien los colores propios de la naturaleza y el entorno rural, con mucha presencia del imaginario visual que tenemos del mundo de los vaqueros.

Algo a resaltar es el uso de la luz y su forma cambiante a lo largo del día, siendo un elemento que afecta a nuestra propia jugabilidad; por ejemplo, cuando se hace de noche, prácticamente no hay fuentes de luz (no existía la luz eléctrica en esa época), lo que condiciona que sigamos trabajando o que nos movamos por zonas más urbanas (donde hay más farolillos). Para favorecer esa magia, el juego cuenta con algunas animaciones, como el movimiento de las nubes o el rocío de la mañana que, aunque pueden ser molestas para trabajar, sí son realistas y aportan a la idea de que estamos en un mundo vivo y cambiante.

Así luce el juego cuando te despiertas por la mañana

Este tipo de detalles, vistos en primera persona y leídos por parte de otros jugadores, son el mayor valor de diseño que puede tener un juego como ‘Cattle Country’. En un ambiente cada vez más saturado de videojuegos, más concretamente de cozy games, con mecánicas y temáticas similares, hay una necesidad incuestionable de ofrecer algo más o, al menos, algo que consiga fidelizar al jugador; la experiencia de juego tiene que ser lo suficientemente atrayente y completa como para que se juegue a lo largo de un tiempo.

Solo ante el peligro

Hasta este momento hemos hablado de aspectos donde el juego cumple como es de esperar y otros en los que realmente sorprende, pero tras todo ello reside un problema de diseño que para mí resulta decisivo como es la falta de información.

A la hora de diseñar un juego, es muy importante saber lograr el equilibrio perfecto en todos sus elementos para que nada sea demasiado confuso ni tampoco sea demasiado explícito. En esta difícil tarea, ‘Cattle Country’ parece haber dado por hecho algo no necesariamente cierto; en primer lugar, que la mayor parte de tus jugadores van a ser expertos en el género de simulación o, en segundo lugar, que van a tener un nivel de tolerancia ante la desinformación bastante elevado.

Cuando dije que el juego nos deja completamente solos tras su introducción era cierto. El videojuego no nos proporciona ninguna información sobre sus controles (bastante simples), sobre su interfaz (con iconos que aparecen sin contexto) ni tampoco sobre las acciones concretas que tenemos que hacer para lograr ciertos avances (como tener una ganadería en condiciones). Ni siquiera nos dice que debemos dormirnos antes de las 2 de la madrugada porque si no nuestro protagonista desfallece (cosa lógica, pero no necesariamente obvia).

Podemos consultar la lista de misiones con sus respectivas recompensas

Existe un sistema de misiones que no resulta del todo útil más allá de las recompensas, ya que te obliga a repetir una misma acción un número desorbitado de veces («si pescas 20 peces, te damos estos materiales») y no genera un progreso en el pueblo ni la vida del protagonista más allá de mejorar tus propias estadísticas. En este sentido, creo que hubiera sido más útil la presencia de logros o trofeos internos para motivar a los jugadores con deseos completistas y no desmotivar al resto de jugadores.

Tampoco existe una guía con recomendaciones que podamos consultar, por lo que muchos descubrimientos quedan pendientes de que hables con un determinado personaje en un momento concreto o vayas a un lugar específica y pongas tus esfuerzos en una determinada tarea (como arreglar el techo de un edificio), muy dependientes del dinero que hayas ahorrado o las amistades que establezcas.

Obviamente, como jugadores no queremos que nos infravaloren ni nos pongan todo demasiado fácil, pero esa falta de información se convierte en desesperación de manera bastante rápida. El juego es lo suficientemente extenso como para que te abrume, pero el problema está en que llegan momentos donde quieres avanzar y no sabes cómo y encima la forma de descubrirlo es tan concreta que resulta hasta aleatoria, condicionando así tu experiencia de juego de manera innecesaria.

En conclusión

‘Cattle Country’ es un cozy game al uso que los jugadores experimentados en el género podrán valorar por la magia y el realismo de su universo, la inclusión de ciertos elementos de aventura, la variedad de forma en actividades como la mina y su estética colorida y cute. No obstante, esta prometedora propuesta puede volverse rápidamente desesperante por su falta de información constante y su abrumadoras posibilidades, muy condicionadas por el dinero y las amistades, convirtiendo la experiencia de juego en un laberinto emocional.

El análisis ha sido realizado con una copia del videojuego en PlayStation 5.

CATTLE COUNTRY se encuentra disponible en diferentes plataformas en formato digital y a partir del 11 de julio también estará en formato físico para PlayStation 5 y Nintendo Switch.

Puedes leer más análisis de los nuevos lanzamientos aquí.

Reseña
Universo (historia y personajes)
6.8
Jugabilidad
5.5
Estética
6.5
Rendimiento y gráficos
6
Innovación
6
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Cineasta en progreso. Graduada en Comunicación Audiovisual. Estudiante de cine. Jefa de la sección de Cine y Series.
cattle-country-analisis-ps5CATTLE COUNTRY es un videojuego que te proporciona lo esperado: una simulación de granjas que incorpora aventura gracias a su temática de vaqueros. Destaca la organicidad de su universo y su interés por el realismo, además de su bonita estética y la inclusión de nuevas mecánicas en la actividad de la minería. No obstante, su falta de información constante puede sumar al jugador a la frustración por no saber cómo avanzar o abarcar su extenso mundo.

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