ANÁLISIS DE LUMO 2 – EL REGRESO DE UN CLÁSICO MODERNO
Hace casi una década, Lumo sorprendió a los jugadores con su homenaje a los clásicos británicos de los 80, recuperando la magia de títulos isométricos como Head Over Heels o Knight Lore. Ahora, Triple Eh? vuelve a la carga con Lumo 2, una secuela que busca perfeccionar aquella fórmula, expandiendo su universo y afinando sus mecánicas sin perder su identidad retro. Y lo consigue… casi siempre.
Un homenaje que cobra vida
Desde el primer momento, Lumo 2 deja claro su amor por la estética isométrica y los puzles ingeniosos. Con más de 100 salas interconectadas, el juego combina plataformas, acertijos y exploración en una experiencia que se siente tanto clásica como moderna. Cada sala es un micro-reto: un rompecabezas visual que exige atención, precisión y paciencia.
El gran acierto está en su variedad. A lo largo de la aventura aparecen portales dimensionales que cambian la ambientación, la iluminación e incluso algunas reglas del juego, manteniendo fresco el ritmo y sorprendiendo al jugador constantemente. También hay mini-juegos que rompen la rutina, y coleccionables (como los 25 casetes o los 20 patos ocultos) que animan a explorar hasta el último rincón.
Un diseño tan retro como desafiante

El diseño de niveles brilla por su inteligencia. No todo está servido en bandeja: hay que pensar, calcular los saltos y aprender de los errores. En ocasiones, eso puede resultar frustrante —especialmente por la cámara isométrica, que sigue siendo el talón de Aquiles del género—, pero forma parte del encanto de la propuesta.
A diferencia del primer Lumo, los controles aquí se sienten más precisos y suaves, con una respuesta más ajustada que reduce la sensación de rigidez. Aun así, en algunos momentos la perspectiva juega malas pasadas y un salto mal calculado puede costarte varios intentos.
Un estilo visual con alma
Gráficamente, Lumo 2 es encantador. Su estilo low-poly moderno con estética retro funciona de maravilla, con iluminación volumétrica y detalles que dan profundidad al entorno. Las referencias a los 80 son constantes, pero nunca caen en el exceso: todo está ahí para construir atmósfera, no solo para apelar a la nostalgia.
La banda sonora es otro punto fuerte: melodías electrónicas suaves que evocan el sonido del chip SID y las consolas de 8-bit, sin renunciar a una producción moderna y envolvente.
Entre la paciencia y la recompensa
El ritmo pausado y los desafíos constantes convierten a Lumo 2 en una experiencia para jugadores metódicos y curiosos. No busca la acción frenética, sino el placer de resolver, descubrir y superar obstáculos con ingenio. En ese sentido, es fiel heredero de los “arcade adventures” de antaño, pero con la accesibilidad de un título actual.
Sin embargo, quienes busquen una experiencia más rápida o directa pueden sentirse algo abrumados por su dificultad puntual o la falta de indicadores más claros. Es un juego que exige concentración y tolerancia al error.
Puntos positivos
- Controles mejorados y ritmo más fluido que el original.
- Gran ambientación retro con toques modernos.
- Mini-juegos y coleccionables que amplían la rejugabilidad.
Puntos negativos
- La cámara isométrica sigue provocando errores frustrantes.
- La curva de dificultad puede desanimar a jugadores menos pacientes.
- Narrativa casi inexistente: es pura jugabilidad.