ANÁLISIS OXIDE ROOM 208 PARA PS5
Tras varios análisis, toca cambiar de tercio y hoy os traigo un análisis para todos aquellos que gusten del terror y en especial del gore. Hace ya unos años se lanzó al mercado Oxide Room 104 y el juego de hoy es su secuela: Oxide Room 208.
Desarrollado por el estudio independiente español WildSphere, el juego se lanzó en PC y consolas el pasado 25 de julio de 2025. Y nosotros os contamos nuestra experiencia tras jugarlo en PS5.

En líneas generales, se trata de una experiencia intensa de body horror con una estética muy oscura, donde lo corporal y lo grotesco se mezclan de forma explícita.
La trama gira en torno a ocho personajes atrapados en un laboratorio macabro y obligado a participar en el experimento Oxide, liderado por un científico siniestro llamado Doc y controlado por Eva, la ‘anfitriona’ cuya cordura se ha fracturado, transformando el entorno en una pesadilla orgánica. Para sobrevivir, los jugadores deben atravesar la mítica puerta 208, que representa su única salida.
Tenemos una narrativa más compleja que en la primera entrega, con dos protagonistas (Katherine y Josh) cuyas tramas se entrelazan en distintos tiempos y perspectivas.
Las localizaciones incluyen bosques tenebrosos, una vieja mina, un motel decadente, un laboratorio subterráneo, un invernadero y celdas de contención, entre otras, conformando un total de siete ambientaciones que hacen del viaje algo realmente perturbador.
En cuanto a su jugabilidad, estamos ante un survival horror clásico, con mecánicas ya vistas anteriormente y que poco merece la pena destacar. Ello conlleva que su sistema de inventario sea realista y los recursos limitados: cada partida es estratégica, y la muerte puede conllevar reinicios o cambios inesperados.
Eso sí, el combate es claramente mejorable. Los enemigos no resultan desafiantes y el arsenal apenas motiva su uso, provocando una sensación de desaprovechamiento y frustración en la jugabilidad
Y si a todo esto le añadimos que, realmente, no se notan las teóricas diferencias entre los 8 personajes y que cada historia en ocasiones se siente inconexa, pues… Los puzles, además, se sienten demasiado fáciles y sin apenas reto.
En su apartado audiovisual, Oxide Room 208 destaca por el uso de Unreal Engine 5, aprovechando trazado de rayos, iluminación dinámica (Lumen), Nanite y físicas Chaos para construir entornos hiperrealistas y opresivos. Cabe destacar que los personajes no son meros avatares digitales, sino actores reales digitalizados mediante captura de movimiento y escaneo facial. En cuanto a la música, creo que lo mejor es escuchar a ANBR y Sôber.
Y durante todo el título podrás alternar entre la vista en primera persona y la tercera persona.
He de decir que lo que más destaco del juego es su atmósfera opresiva y visual: el despliegue técnico (UE5, ray-tracing, iluminación, captura facial) crea una ambientación sumamente inmersiva. Además, su estilo body horror visceral con criaturas grotescas ayudan a crear ese terror tan corporal.
Lo que menos me ha gustado ha sido que estamos ante un Combate repetitivo y escaso en el que falta profundidad. Además, la escasa duración y los graves problemas técnicos lastran realmente mi valoración final.
En definitiva, Oxide Room 208 ofrece una experiencia estética poderosa y muy bien construida, ideal para quienes valoran el terror corporal impactante y la atmósfera perturbadora. Su despliegue visual y sonoro es sobresaliente. Sin embargo, la jugabilidad y diseño narrativo le restan fuerza. El combate simplista, la corta duración, la narrativa confusa y los errores técnicos empañan una propuesta ambiciosa.