Análisis Starlight Legacy: una carta de amor a los JPRG clásicos. Un videojuego que convencerá a los amantes del género de rol. El juego ha sido analizado en Playstation 5.
En la actual era del videojuego, donde la tecnología alcanza cotas impensables y las grandes superproducciones dominan el calendario de lanzamientos, resulta cada vez más complejo encontrar títulos que abracen con orgullo una estética retro sin quedarse en la superficie. Afortunadamente, Starlight Legacy, desarrollado por el pequeño estudio independiente Decafesoft, no solo lo intenta: lo consigue con una solvencia que sorprende.
Publicado por Eastasiasoft y disponible en múltiples plataformas, hoy ponemos la lupa sobre su versión para PlayStation 5, una que se presenta como la más fluida y cómoda para los amantes del rol de corte clásico. ¿Estamos ante un simple tributo a los JRPGs de los 90 o hay algo más detrás de su píxel art y sus batallas por turnos? Acompáñame en este análisis para descubrirlo.
Análisis Starlight Legacy: una semilla de luz en la oscuridad
En el corazón de Starlight Legacy late una historia de dualidades. Luz y oscuridad. Progreso y tradición. Tecnología y magia. El Árbol de la Eternidad, entidad ancestral y fuente de vida del mundo de Evaria, ha sido devastado. Lo que comienza como una misión de patrulla rutinaria para Ignus y Teryl, dos miembros de la Guardia Celeste, se convierte en un viaje épico en busca de redención, equilibrio y respuestas a una catástrofe que amenaza con sumir al mundo en la ruina.
El planteamiento argumental no es, ni pretende ser, rompedor. Es un clásico viaje del héroe, salpicado de traiciones, alianzas inesperadas, dioses antiguos y dilemas morales. Pero lo que le da alma a esta aventura no es tanto lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Los personajes, aunque arquetípicos en diseño (el guerrero, la maga sabia, el traidor ambiguo), tienen voz propia y evolucionan a lo largo de la historia. Especialmente destacable es la relación entre Ignus y su maestro caído en desgracia, que actúa como hilo conductor emocional del relato.
Los textos están cuidados y, aunque no cuentan con doblaje de voz, transmiten personalidad gracias a una localización bien adaptada. Además, la estructura no lineal de la narrativa permite que el jugador explore las distintas regiones del mapa en el orden que prefiera, lo que afecta ligeramente al desarrollo de eventos secundarios y da sensación de libertad real, algo que rara vez se logra en títulos de esta escala.
Un combate de la vieja escuela con alma táctica
El sistema de combate es, sin lugar a dudas, uno de los pilares más robustos de Starlight Legacy. En lugar de apostar por sistemas híbridos o mecánicas “semi-activas” como hacen muchos JRPG modernos, aquí se recupera el combate por turnos puro y duro. Cada personaje tiene una barra de iniciativa, habilidades propias y acceso a un arsenal de técnicas elementales, físicas y de apoyo que crecen conforme subimos de nivel.
Lo interesante es que el juego introduce sutiles capas de estrategia. Las formaciones del grupo, las afinidades elementales, el posicionamiento en el campo y el uso de recursos limitados como los “fragmentos de eternidad” (que permiten desatar habilidades definitivas) obligan a pensar cada enfrentamiento. Incluso los combates contra enemigos comunes pueden volverse letales si se afrontan con descuido. Aquí no hay botón de “auto battle” ni combates que se resuelvan en piloto automático.
Además, el diseño de enemigos y jefes es variado, con patrones que cambian según el entorno y la historia. Especial mención merecen los enfrentamientos contra criaturas corrompidas por la magia oscura, donde la música, la ambientación y las mecánicas de combate se sincronizan para ofrecer auténticos picos de tensión y emoción.
Eso sí, hay que advertirlo: la curva de dificultad no es amable. Starlight Legacy exige atención, experimentación y adaptación. Pero, para quienes buscan un reto justo y bien equilibrado, esto es una bendición.
Un mundo que invita a ser explorado
Evaria, el mundo donde se desarrolla la aventura, se divide en cuatro provincias principales: la Provincia del Cielo, el Dominio de la Llama, los Archipiélagos del Alba y las Ruinas del Silencio. Cada una tiene su propio ecosistema, arquitectura y problemas políticos. Esta diversidad no es solo estética: afecta a los enemigos, a los objetos que encontramos, a los PNJ con los que interactuamos y a los eventos que pueden desencadenarse.
La exploración es libre desde el principio. Podemos abordar cada provincia en el orden que queramos, aunque algunos caminos requieren llaves o habilidades específicas, lo que añade un ligero toque “metroidvania” a la estructura. En cada región encontraremos santuarios, cofres ocultos, desafíos opcionales y mazmorras bien diseñadas, con rompecabezas sencillos pero bien integrados en la narrativa y el entorno.
Una de las mayores virtudes del diseño de niveles es su claridad. A pesar de su estilo retro, los escenarios nunca se sienten vacíos ni redundantes. Siempre hay algo que hacer, algo que descubrir o un pequeño detalle que conecta con el lore general del juego. Además, el mapa es útil y permite un viaje rápido cómodo entre zonas, lo que ayuda a que la experiencia sea fluida sin renunciar al sentido de aventura.
El alma visual del pixel art
Uno de los aspectos más llamativos de Starlight Legacy es su estética visual. Decafesoft ha optado por un estilo pixel art que remite de inmediato a la era dorada de las consolas de 16 bits, pero con un grado de detalle y cuidado que va más allá del simple homenaje. Cada personaje, enemigo y escenario parece haber sido diseñado con esmero, utilizando paletas de colores vibrantes y una iluminación sutil que aporta profundidad y dinamismo a los entornos sin renunciar a su sabor retro.
La animación de los personajes en combate, en especial las habilidades especiales y los hechizos, se beneficia de pequeñas cinemáticas en sprite que otorgan espectacularidad al conjunto. No estamos ante una revolución gráfica, ni falta que hace: Starlight Legacy sabe exactamente qué quiere transmitir y cómo hacerlo.
En cuanto al diseño de los menús, interfaz y HUD, se opta por la funcionalidad y la limpieza. Todo es accesible con pocos clics, sin sobrecargar la pantalla ni perder tiempo navegando entre submenús. Se nota una clara inspiración en títulos como Final Fantasy VI o Chrono Trigger, pero sin caer en el plagio o la mera copia. Aquí hay una identidad propia que mezcla lo retro con una presentación clara y contemporánea.
Una banda sonora celestial
Si el apartado visual nos transporta a otra época, la música directamente nos sumerge en ella. La banda sonora compuesta por Dale North (compositor habitual de proyectos independientes y colaborador en múltiples RPGs) es sencillamente excelente. Cada tema está cuidadosamente compuesto para reforzar las emociones de cada escena, los momentos de tensión o las pequeñas pausas contemplativas mientras exploramos un templo olvidado o charlamos con un viejo sabio.
Los instrumentos digitales imitan perfectamente los sintetizadores de los años 90, pero también hay espacio para piezas orquestales más modernas, lo que genera un equilibrio muy interesante. En combate, los temas épicos con percusión marcada y melodías pegadizas elevan la intensidad de los enfrentamientos. En las zonas de exploración, en cambio, predominan composiciones más etéreas, casi melancólicas, que invitan a la introspección.
No hay voces como tal, pero se utilizan efectos sonoros sutiles para simular las inflexiones de los personajes durante los diálogos, algo que recuerda a títulos como Undertale o Celeste. También es destacable el tratamiento del sonido ambiental: pasos, brisa, ecos de las cavernas… todo está medido para que, con pocos elementos, se genere una atmósfera envolvente.
Rendimiento técnico y optimización en PS5
Jugar Starlight Legacy en PS5 es una experiencia agradable a nivel técnico. El título corre a resolución 4K con una tasa de 60 fotogramas por segundo totalmente estable, algo que, aunque esperable dado su estilo gráfico, se agradece. Las transiciones entre zonas son instantáneas y el sistema de guardado rápido hace que la exploración resulte mucho más cómoda.
El uso del DualSense está algo desaprovechado: apenas se percibe retroalimentación háptica o adaptativa, salvo en algunas escenas puntuales. Aun así, la fluidez, la estabilidad y la claridad visual hacen que sea una plataforma excelente para disfrutar del juego.
Además, el tamaño de la instalación es muy contenido (poco más de 2 GB), lo que lo convierte en una opción perfecta para quienes buscan un RPG compacto, sin dependencias online ni parches interminables. No hemos experimentado cuelgues, errores o bugs graves durante las más de 30 horas de partida necesarias para completar la historia principal con varias misiones secundarias.
Contenido adicional y rejugabilidad
Aunque la historia principal se puede completar en unas 25-30 horas, Starlight Legacy ofrece contenido adicional suficiente como para estirar la experiencia más allá. Hay misiones secundarias que amplían el lore del mundo y permiten profundizar en las motivaciones de los personajes secundarios, así como desafíos opcionales y secretos repartidos por el mapa que invitan a la exploración minuciosa.
Además, hay un sistema de “rutas alternativas” que permite desbloquear ciertos eventos dependiendo de las decisiones tomadas en algunos puntos clave de la historia. No llega a ser un sistema de moralidad complejo, pero añade variaciones interesantes en determinados diálogos y encuentros con jefes. También existe un modo Nueva Partida+ con enemigos más fuertes y la posibilidad de conservar algunas habilidades, ideal para quienes busquen una segunda vuelta más desafiante.
Conclusiones finales
En un mercado sobresaturado de propuestas audiovisuales cada vez más ambiciosas, Starlight Legacy encuentra su sitio apelando al corazón del jugador. No es un juego que busque reinventar el género, sino recordarnos por qué nos enamoramos de él. Es, en esencia, un JRPG hecho con amor, respeto y una dirección artística coherente y emocional.
Puede que no sea para todo el mundo. Su estética retro, su ritmo pausado y su dificultad progresiva pueden echar atrás a quienes busquen gratificación inmediata o efectos visuales espectaculares. Pero para quienes valoran el diseño tradicional bien ejecutado, las historias clásicas contadas con mimo y la música que se queda en la memoria, este título es una pequeña joya que merece ser descubierta.
El juego ha sido analizado en PS5.