Análisis Rebel Transmute PS5 – Déjà vu espacial
Destacar con un metroidvania es complicado. Es un género explotado; sobre todo, en el mundo indie. A partir de ahí, quedan dos opciones: introducir innovaciones rompedoras o perfeccionar la fórmula consagrada por obras como Metroid o Castlevania: Symphony of the Night. ¿Por cuál de las dos vías ha optado Rebel Transmute?
Trabajo bien hecho… pero poco original
Este título desarrollado por Evan Leibman (Evan Tor Games) y distribuido por JanduSoft sigue las andanzas de Luna Mikono, quien busca a su madre Wendy en el planeta Terra 6, un lugar de investigación abandonado y poblado por robots y criaturas autóctonas. Se trata de un lugar hostil que resulta todo un reto para la protagonista.
La historia y el contexto del juego no son originales: aparecen elementos como robots autoconscientes, colonialismo espacial o lucha de clases. Existe un enfoque presente en no pocas creaciones de ciencia ficción.
En lo que se refiere al aspecto visual, se caracteriza por un estilo pixel art de 16 bits propio de los años noventa. El trabajo es sólido y detallista en escenarios, personajes (y sus retratos), enemigos y jefes finales. Dicho esto, se echa en falta cierta originalidad y personalidad propia.
Por su parte, la música cuenta con pistas que, individualmente consideradas, presentan una composición adecuada para los distintos escenarios y momentos en los que aparecen. Sin embargo, en la práctica, se reproducen en un bucle que llega a molestar más pronto que tarde.
Movilidad y combates exquisitos
La gran baza de Rebel Transmute está en su jugabilidad. La movilidad del personaje es fluida y la capacidad de respuesta antes las órdenes del jugador resulta muy precisa. Esto se complementa de manera estupenda con unos escenarios cuya arquitectura fomenta los saltos ajustados, dando lugar a un reto desafiante, pero no frustrante.
Asimismo, los combates son divertidos y dinámicos. Los enemigos son variados y no resulta fácil vencerlos, aunque la dificultad tampoco opta por ser asfixiante en este caso. En este sentido, merecen una mención especial los jefes, cuyos patrones de movimiento se deben memorizar para derrotarlos en batallas estimulantes.
Al igual que en todo buen metroidvania, las mejoras son vitales para avanzar. Son numerosas, deben gestionarse (hay un espacio limitado para las mejoras activas) y algunas afectan a elementos básicos como la visualización del mapa. Fomentan el pensamiento estratégico y dejan espacio a quien juega para experimentar con distintas combinaciones.
Esta sensación de libertad se refuerza con un mapa dividido en grandes zonas que se conectan entre sí, en el que las rutas múltiples y los atajos se encuentran a la orden del día. El backtracking es satisfactorio y la sensación de descubrimiento constante está conseguida.
No se pueden dejar de mencionar las cápsulas de restauración, que funcionan como puntos de control, permiten recuperar la salud perdida y posibilitan la gestión de las mejoras. Aportan cierto orden y calidad de vida al jugador, pero algunas se localizan demasiado lejos de los jefes, lo que causa frustración cuando se debe repetir el combate varias veces.
Cuando se muere y se reaparece en una de estas cápsulas, se pierde un número de cristales (la moneda del juego) y una parte de la salud total potencial. En ese momento, existen dos opciones: volver al lugar de la muerte para recuperar los cristales y la salud o restaurar directamente esta última a cambio de perder esos cristales y, además, pagar una cantidad adicional. Se trata de una dinámica de riesgo y recompensa que aporta matices y riqueza a la propuesta.
Conclusión
Rebel Transmute es un título sólido pese a no reinventar la rueda. Su combate y su movilidad son divertidos y dinámicos. Su diseño artístico y su historia cumplen, pero carecen de una personalidad clara. El sistema de mejoras y los escenarios se caracterizan por su riqueza, lo que da lugar a un backtracking satisfactorio.
Puntos positivos:
- Jugabilidad afinada
- Mapa rico y extenso
- Sistema variado y flexible de mejoras
Puntos negativos:
- Poca originalidad general
- Cápsulas a veces demasiado alejadas de jefes
- Música machacona