Análisis Mandrágora Nextgame
Mandragora: Whispers of the Witch Tree es un videojuego de acción y rol en 2.5D que combina elementos de los géneros soulslike y metroidvania. Desarrollado por Primal Game Studio, se lanzó el 17 de abril de 2025 para PlayStation 5, Xbox Series X|S, Nintendo Switch y PC. La propuesta del juego ofrece una experiencia desafiante ambientada en un mundo de fantasía oscura, con un enfoque muy marcado en la exploración, la progresión y el combate estratégico.
Jugabilidad: un soulsvania exigente
Mandragora se define como un «soulsvania», uniendo la exploración característica de los metroidvania con la exigente dificultad y las mecánicas de gestión de recursos de los soulslike. El combate gira en torno a la administración de la estamina: cada acción —ya sea atacar, esquivar o bloquear— consume energía, por lo que el jugador debe actuar con precisión y estrategia. Existen seis clases jugables distintas, cada una con sus propios estilos de combate y habilidades especiales. Además, el árbol de talentos permite personalizar aún más las capacidades del personaje según las preferencias del jugador.
La exploración es fundamental en Mandragora. El mundo está interconectado mediante atajos, zonas secretas y rutas opcionales, recompensando a quienes se desvían del camino principal. Las mejoras de personaje y los objetos especiales suelen estar escondidos en áreas de difícil acceso, por lo que la perseverancia y la curiosidad tienen su premio.
Bajo mi propia experiencia, he de decir que Mandragora combina mecánicas y estética de insignias como World of Warcraft, Diablo y Dark Souls para traernos un combate bastante divertido además de una ramificación de talentos a la altura de lo que se espera de un videojuego en 2025. Por ponerle alguna pega, el set de movimientos básicos es un poco simple, pero la fluidez del movimiento acompañado con las distintas habilidades y talentos que vamos desbloqueando a medida que avanzamos hace que se mengüe.
Ambientación y narrativa: una fantasía oscura envolvente
La historia se sitúa en Faelduum, un reino en decadencia donde la magia, antaño poderosa, se ha corrompido. El jugador toma el rol de un Inquisidor que, tras un acto de compasión, es arrastrado a una trama de traición, sacrificio y redención. A lo largo del viaje, las decisiones morales afectarán el desenlace del juego, ofreciendo múltiples finales y fomentando la rejugabilidad.
Visualmente, Mandragora destaca por su estilo pictórico, que otorga a cada escenario una apariencia melancólica y sombría. Cada región transmite una sensación palpable de desolación y peligro. La música, compuesta para reforzar esta ambientación, utiliza arreglos orquestales que acompañan magistralmente las emociones del jugador, desde la tensión en los combates hasta la tristeza de los momentos narrativos más íntimos.
En mi caso particular, la historia acompaña muy bien al videojuego, pero no es ni de lejos lo mejor que tiene Mandragora. A diferencia de los souls, esta historia es fácil de llevar con algunos plotwist interesantes, pero nada fuera de lo común.
Dificultad y duración: un reto gratificante
Mandragora no hace concesiones a los jugadores. Cada enfrentamiento puede ser letal si no se abordan con cuidado, y los jefes —auténticos desafíos mecánicos— exigen aprendizaje y paciencia para ser superados. La curva de dificultad está diseñada para recompensar la mejora personal, ofreciendo una gran satisfacción al superar obstáculos que inicialmente parecían imposibles.
Respecto a su duración, el juego prometía unas 40 horas de contenido, pero la experiencia real varía según el estilo de juego. Aquellos que se dediquen a la exploración exhaustiva y a descubrir todos los secretos encontrarán un viaje extenso y enriquecedor, mientras que quienes se centren en avanzar en la historia principal podrían terminarlo en torno a las 20–25 horas.
Hay un punto de inflexión en el videojuego que es cuando llevas un 40% del mismo. En ese momento llegas a una isla y te tienes que enfrentar a un enemigo que invoca. Hasta ahí, con mi personaje, el videojuego era fácil, no tenía mucha complicación. Pero a partir de la llegada a la isla y el enfrentamiento con este jefe, las cosas se ponen mas serias en cuanto a enemigos y la dificultad sube exponencialmente.
En mi opinión creo que Mandragora es un poco largo y puede volverse tedioso en algunos momentos, de todas formas el estudio ha hecho todo lo posible para que eso no suceda con mecánicas como el viaje rápido en cualquier momento para que no exista el back tracking.
Como una pequeña conclusión aquí, como dice la famosa frase: vine buscando plata y encontré oro, tenemos un metroidvania que junta mucho de mis videojuegos clásicos favoritos en uno: una rama de talentos inmensa, habilidades parecidas a Wow Classic con objetos del mismo nombre incluso, dificultades dignas de un reto personal en la vida de cualquier videojugador… en definitiva tenemos un doble A DIGNO de ser mencionado y analizado este año.