Análisis de Hordes of Hunger
Tras haber probado personalmente la demo de Hordes of Hunger, puedo afirmar que estamos ante un roguelite con una propuesta que, si bien sigue ciertas convenciones del género, logra destacarse por su atmósfera opresiva, su sistema de combate fluido y una dirección artística coherente con su narrativa oscura. El juego, desarrollado por Hyperstrange, me dejó una impresión bastante sólida en varios aspectos, aunque también presenta áreas que podrían pulirse.
Jugabilidad: adrenalina constante
Desde el primer momento, la jugabilidad es directa y sin rodeos: me vi enfrentando hordas de enemigos en escenarios cerrados, donde la movilidad, el posicionamiento y la gestión de habilidades eran clave. El control de mi personaje, Mirah, es bastante ágil, con un sistema de esquiva que se vuelve vital conforme las oleadas aumentan en número y agresividad.
La variedad de armas y habilidades permite experimentar con diferentes estilos de combate. Personalmente, preferí un enfoque más agresivo, combinando ataques cuerpo a cuerpo rápidos con habilidades de área para controlar el flujo de enemigos. La sensación de impacto al conectar un golpe o ejecutar una habilidad cargada está bien lograda. Lo que me pareció especialmente interesante fue cómo el ritmo del juego se acelera progresivamente, forzándome a tomar decisiones rápidas sobre si luchar, retirarme o usar algún recurso especial.
Un punto que me resultó ligeramente frustrante fue la falta de espacio en ciertas arenas: el diseño cerrado puede hacer que el jugador se sienta atrapado entre enemigos sin muchas rutas de escape. Sin embargo, esto también intensifica la sensación de supervivencia y peligro constante, lo cual puede ser un rasgo deliberado por parte de los desarrolladores.
Historia: sencilla pero efectiva
Narrativamente, Hordes of Hunger no intenta reinventar el género, pero lo que plantea es efectivo. Encarnamos a Mirah, una guerrera que debe enfrentarse a una maldición que azota su tierra, luchando contra criaturas surgidas de las profundidades. Aunque la historia no se presenta de forma muy explícita en la demo, hay suficientes indicios visuales y pequeños textos que despiertan el interés por lo que ocurre en este mundo.
Algo que me agradó fue el uso de la ambientación para transmitir fragmentos de la narrativa. Las ruinas, los enemigos deformes, y las inscripciones o detalles del entorno aportan a la construcción de un trasfondo oscuro que, sin necesidad de grandes cinemáticas, consigue generar curiosidad. Me gustaría que en la versión final se explorara más el lore del universo y se profundizara en el personaje de Mirah, que por ahora resulta algo enigmática.
Estética: una fantasía oscura bien conseguida
Uno de los aspectos que más me gustó de Hordes of Hunger fue la dirección artística. Hordes of Hunger se apoya fuertemente en una estética de fantasía oscura que recuerda a clásicos del género pero con un estilo propio. Los escenarios están llenos de detalles: estructuras derruidas, niebla, iluminación tenue y efectos visuales que contribuyen a una atmósfera decadente y opresiva.
El diseño de los enemigos también destaca: grotescos, agresivos y visualmente diferenciados, lo que ayuda a identificar rápidamente qué tipo de amenaza representan. Las animaciones, aunque no son revolucionarias, cumplen su función y mantienen la acción fluida. También me gustó el diseño de la protagonista: su armadura, postura y movimientos transmiten fuerza y determinación sin caer en clichés.
La música ambiental y los efectos de sonido de Hordes of Hunger hacen un buen trabajo complementando la experiencia. En especial, el ritmo de la música se adapta al combate, intensificándose en los momentos críticos, algo que mejora la inmersión y hace que cada batalla se sienta más significativa.