Netflix sigue apostando fuerte por la ficción nacional, y lo demuestra una vez más con el inminente estreno de Dos tumbas, una miniserie intensa y emocional que llegará al catálogo el próximo 29 de agosto.
Con solo tres episodios, esta producción promete dejar una huella imborrable en los amantes del thriller psicológico. Dos tumbas nos sitúa dos años después de la misteriosa desaparición de Verónica y Marta, dos adolescentes de 16 años. Sin pruebas ni sospechosos, el caso es archivado. Pero para Isabel, la abuela de una de ellas, el dolor y la incertidumbre son demasiado grandes como para resignarse.
Encarnada magistralmente por Kiti Mánver, Isabel se lanza a una investigación personal al margen de la ley. Lo que comienza como una búsqueda de justicia se transforma rápidamente en una trama cargada de giros, secretos enterrados y una necesidad de venganza que lo consume todo.
Primer vistazo a Dos tumbas, una miniserie sobre la venganza de una abuela dispuesta a todo para hacer justicia por la pérdida de su nieta. | X: @NetflixES
Un elenco potente con sello de calidad
La serie cuenta con la participación de Álvaro Morte y Hovik Keuchkerian, dos rostros conocidos por su papel en La Casa de Papel, quienes se reencuentran aquí para formar parte de este oscuro rompecabezas. Completan el elenco Nadia Vilaplana, Joan Solé, Zoe Arnao, Nonna Cardoner, Carlos Scholz y una participación especial de Salva Reina.
Detrás del guion están tres nombres clave de la narrativa española: Agustín Martínez, Jorge Díaz y Antonio Mercero, conocidos por formar parte del exitoso colectivo literario Carmen Mola. El proyecto está dirigido por Kike Maíllo, quien ya ha trabajado con Netflix en series como Élite y Alma.
«Es la historia de una abuela capaz de todo por justicia», declara Agustín Martínez, y no exagera. Dos tumbas no solo rompe con los estereotipos de protagonistas en el thriller, sino que también propone una narrativa cargada de tensión emocional, crudeza y autenticidad. La serie encuentra su espacio en un terreno donde la verdad no siempre es clara, pero la sed de justicia no conoce límites.