Análisis Fiz and The Rainbow Planet para Nintendo Switch
Una vez mas nos encontramos ante un análisis de un juego indie, aquellos títulos que van llenando nuestro vacío de triple A cuando mas faltan nos hace. En esta ocasión nos centramos en Fiz and The Rainbow Planet en su versión para Nintendo Switch. Hay que destacar que es un videojuego de plataformas de píxeles con un diseño sorprendentemente competente, tiene muchos aspectos interesantes y un valor de repetición decente. Eso si, pese a lo que pueda parecer, no está especialmente dedicado para los niños.
Empecemos por el comienzo mas simple. Y es que Fiz es un dragón que ve como su planeta corre el riesgo de ver perder todo el color que presenta. Para evitar esto, Fiz necesita encontrar a los otros dragones que representen colores y elementos, se unan en un gran grupo y, eventualmente, ir a la luna para luchar contra lo que sea que esté absorbiendo el color. Tanto el protagonista como sus compañeros deben de estar preparados para usar los diferentes poderes existentes para luchar contra el mal.
Para los jugadores que buscan una experiencia retro agradable y sencilla, Fiz and the Rainbow Planet tiene mucho que disfrutar. Cada uno de los mundos tiene tres etapas, que culminan en una pelea de jefes que termina muy bien el nivel. No hay mucho que explorar en términos de buscar coleccionables secretos, pero los diferentes caminos dentro de los niveles 2D pueden conducir a monedas adicionales que pueden darte vidas adicionales. Los enemigos tienen las reglas de Mario aplicadas a ellos, lo que significa que puedes rebotar en sus cabezas, así como usar los diferentes ataques que Fiz y compañía proporcionan. Los jugadores que son intrépidos y quieren terminar todo esto lo más rápido posible pueden eliminar fácilmente la historia principal en menos de dos horas, de adelante hacia atrás, con reintentos mínimos para algunas de las etapas posteriores, que se vuelven complicadas.
Una vez que hagas los créditos (y lo harás, con solo un poco de paciencia), tienes la opción de hacer el Modo Extra, donde los desafíos son más altos y sale un poco más de historia. También hay un par de minijuegos. El minijuego de pesca y el juego de tiro al blanco están… bien. No son particularmente divertidos, no son excesivamente atractivos, y realmente no puedo ver ningún beneficio en mejorar en ellos. Pero es una buena excusa para seguir mostrando el diseño de pixel art en este juego, lo cual es bueno. Claramente hay mucho amor que se dedicó a la elaboración de los sprites y los niveles, así como a las animaciones, por lo que asegurarse de que nada termine en el piso de la sala de edición es probablemente algo bueno. Por otra parte, tal vez cortar o alterar un par de cosas podría haber sido mejor para el efecto posterior del juego.
En general, con esa extraña excepción, Fiz and the Rainbow Planet es un gran ejemplo de un videojuego que será divertido para los fanáticos del pixel art y los juegos de plataformas. Estoy seguro que para alguien que está por ahí se puede encontrar en este caso con una joya escondida.
