Análisis de Spyro: Reignited Trilogy

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La trilogía original de Spyro vuelve a nuestras consolas, y lo hace 20 años después de que la primera entrega se estrenara en la primera PlayStation. El dragón morado, junto a Crash Bandicoot, conocido por todos como uno de los símbolos de la consola de Sony hasta que, al igual que la franquicia del marsupial, Universal vendió sus derechos a otras marcas y pasaron a ser multiplataformas. Al igual que hay que reconocerle a Naughty Dog el crédito por haber creado la trilogía original de Crash, en este caso hay que darle el mismo mérito a Insomniac Games por haber desarrollado en su día los tres primeros juegos de Spyro. Dos de los estudios más importantes de Sony que, aunque no lo parezca, han seguido rutas similares en su trabajo en la industria que crearon dos de las sagas míticas que Activision, primero de la mano de Vicarious Visions y, en esta ocasión, junto a Toys for Bob, ha sabido traer de nuevo al mercado de una forma impecable.

Antes de comenzar con el análisis propiamente dicho, creo que para este tipo de juegos, ya sean remasterizaciones, remakes, reimaginaciones o como quieran llamarse, el analista debe informar desde qué punto de vista lo hace; si pudo disfrutar de la obra original o si es su primera vez con el juego. En esta ocasión, debo decir, que no pude jugar esta trilogía en su día, pude probar algún juego en alguna demo, pero nada más. En este caso creo que es importante que se sepa que no había jugado la saga, porque desde que tengo uso de razón defendía Crash Bandicoot como el plataformas de PlayStation que estaba por encima del resto, en poco menos de una hora de juego, el dragón me había desmontado ese pensamiento.

Al estar incluida la trilogía, vamos a tratar primero cada uno de los juegos por separado, para así ver la evolución de los mismos dentro de la saga y luego, conjuntamente hablaremos del apartado gráfico y sonoro.

Spyro The Dragon

Cuando se presentó este remake, discutía con un amigo acerca de la “vigencia” de la jugabilidad de Spyro a día de hoy. El no haberlo jugado, no implica que no supiera que Spyro es un juego que se basa en, simplemente, recoger coleccionables, de un tipo u otro, ya sean gemas, dragones o huevos, pero coleccionables al fin y al cabo. Nos encontramos con un título en el que el personaje solo salta, embiste, lanza fuego y planea para ir por el mundo recogiendo objetos. Antes de probarlo me parecía que, para los tiempos que vivimos en el que la mayoría de juegos son complejos y además con muchísimo contenido, Spyro se iba a quedar corto en este aspecto. Nada más lejos de la realidad la primera entrega de la saga es muy disfrutable a día de hoy, con alguna carencia de la que hablaremos más adelante, pero, por sorpresa para mí, entretenido como pocos.

Y es que como digo, tiene carencias, de las que quiero hablar cuanto antes para que todo lo bueno empiece a relucir. Aquí vuelve a entrar en juego el factor de no haber jugado la saga con anterioridad, y es que los jefes finales están carentes de dificultad. Entiendo que se ha querido respetar completamente la obra de Insomniac Games, pero creo que haber añadido algún movimiento extra a los jefes finales que añadiera un poco de dificultad a las batallas no le habría venido mal. El otro aspecto que me chocó fue nada más empezar a jugar; encontraba la cámara demasiado cerca del personaje, por suerte en menos de media hora de juego ya me había adaptado y no ha afectado para nada a la experiencia. Reitero que comprendo que no hayan querido más que cambiar el apartado artístico de la obra original, por lo que, aunque no lo tome como un aspecto negativo, creo que es algo que se podría haber ejecutado de otra forma.

Comenzando ahora sí con los puntos positivos, creo que hay que destacar al propio Spyro. No puedo evitar compararlo con el que fue mi emblema de los videojuegos de la infancia, Crash, y mientras que a día de hoy veo al marsupial como un personaje plano, de hecho ni hablaba, Spyro, aunque en la primera entrega no tiene diálogos más allá de cuando se libera a alguno de los dragones, se ve que tiene cierto carisma. En su primera aparición, cuando el enemigo, Gnasty Gnorc, convierte a sus amigos en estatuas, nuestro protagonista no se preocupa demasiado, de hecho parece alegrarse por “tener algo que hacer”. Obviamente, la obra está enfocada para un público infantil y, Spyro, no es más que eso, un personaje enfocado a atraer a los niños, pero con sus intervenciones, vemos como es el dragón joven de su tribu, que lo único que quiere es adentrarse en su propia aventura simplemente para divertirse. La historia es muy simple, simplemente tenemos que liberar a nuestros amigos dragones y eliminar al enemigo final, pero como decíamos, es un juego que buscaba atraer a los niños de la época y para este tipo de público la historia no es uno de los puntos a tener más en cuenta.

Por otro lado tenemos al resto de dragones, convertidos en estatua y cuyo aspecto iremos descubriendo mientras los vayamos liberando. A diferencia de la obra original, en esta ocasión cada dragón tiene un diseño único y muy trabajado. Encontraremos dragones pintores, músicos, brujos, guerreros, sabios… Para liberarlos simplemente debemos pisar la plataforma donde se encuentra la estatua del dragón petrificado.

Ahora bien, tenemos que liberar un total de 80 dragones, localizados en 6 mundos distintos divididos a su vez en otra serie de zonas, todas ellas con distintos enemigos y ambientación. Recorreremos cuevas, bosques, montañas y castillos, entre otros lugares en busca de estatuas y huevos de dragón, así como gemas del tesoro. Zonas pequeñas, la mayoría podremos recorrerlas de una punta a la otra en menos de 5 minutos, alguna más grande tardaríamos un poco más pero normalmente, no deberíamos tardar más de 10 minutos en completar cada zona al 100%. Tal vez más si no encontramos alguna gema, pero para ello podremos usar a nuestro fiel compañero, Sparx la Libélula, que nos señalará el camino dónde queda algo por recorrer en el nivel. Niveles sencillos a la hora de jugarlos, salvo alguna zona secreta más escondida o que tenemos que hacer un salto más complicado de la cuenta no tendremos dificultades, pero llenos de cuidado y detalle que hacen que tengamos ganas de explorarlos, así como ver cómo serán los siguientes.

El combate es sencillo también, aunque los enemigos cambien de aspecto, nos encontraremos dos tipos de enemigo base: los que tienen armadura y los que no. La armadura de los enemigos acorazados es de un metal que repele nuestro fuego, por lo que solo nos queda embestirlos, mientras que el resto podremos tanto quemarlos como embestirlos. Salvo los jefes finales, todos los enemigos morirán de un solo golpe y, normalmente, podremos anticiparnos a sus ataques, así que como nos enseñó Han Solo en Una Nueva Esperanza, gana el que dispara primero.

Como decía es un juego entretenido pero sencillo, por lo que creo que su duración, unas 8 horas, está en el punto exacto para no dejarte con la sensación de que ha sido un juego demasiado corto, ni tampoco alarga en exceso un juego que es muy divertido, pero que más allá de la variedad de escenarios, la jugabilidad y objetivos son simples, y podría haberse hecho repetitivo cuanto mayor hubiera sido la duración del título.

Spyro 2: Ripto’s Rage y Spyro 3: Year of the Dragon

En principio, mi intención era tratar en un punto independiente cada juego, pero tanto la segunda como la tercera entrega se distinguen en varios puntos importantes de la primera, pero no tanto entre ellas.

La gran diferencia con el primer juego del dragón es la inclusión de misiones y minijuegos. Ahora, tras llegar a un mundo nuevo nos encontramos con un personaje que nos da la misión, normalmente, de llegar al final del nivel ya sea eliminando a todos los enemigos o salvando a ciertos ciudadanos para así conseguir el amuleto del mundo. Todos los amuletos serán requeridos para enfrentarnos al enemigo final de dicha zona, por lo que, a diferencia de en el juego anterior, en esta ocasión no nos sirve con llevar una serie de gemas y dragones recogidos para poder avanzar pudiendo así saltarnos algún mundo, ahora debemos, como mínimo, conseguir el amuleto del mismo. Además de esta misión principal, en cada mundo debemos completar un par de misiones secundarias o algún minijuego para así conseguir el resto de coleccionables, que en esta ocasión han sustituido los dragones y huevos que en la segunda entrega son sustituidos por orbes de energía y en la tercera por una mezcla de los dragones y los huevos, con unos huevos que se abren para liberar a los bebés dragón secuestrados. Estos minijuegos y misiones añaden esa variedad que faltaba y mejora un juego que, aunque bueno sin ellas, se podía hacer un poco monótono.

Por otro lado, los mundos aumentan de tamaño tanto de la primera a la segunda parte, como de la segunda a la tercera, donde nos encontramos mundos en los que encontraremos diferentes subzonas dentro. El detalle en todos ellos y la variedad de los mismos va creciendo constantemente y en ninguna de las tres entregas veremos mundos excesivamente parecidos entre ellos.

Otro punto de diferencia son los enemigos finales. Estos jefes son jefes como tal, con una fase exclusiva para ellos. En esta ocasión sí tienen diferentes ataques, arenas de jefe y una barra de vida que no se reduce al mínimo con 3 golpes. Aunque no tan abundantes, sí mejor diseñados y desafiantes.

Finalmente, nos encontramos con el apartado de las mecánicas. En la primera entrega terminamos el juego con las mismas habilidades que lo comenzamos, mientras que en la segunda y la tercera esto no es así. En la segunda entrega aprenderemos 3 nuevas habilidades como bucear, trepar y dar cabezazos que nos servirán en mundos anteriores para acceder a nuevas zonas que en su momento no pudimos llegar, así como para avanzar en la historia. A diferencia de otras sagas donde lo que aprende nuestro personaje se olvida de una entrega a la siguiente, teniendo así que volver a aprender lo que ya aprendimos anteriormente, en este caso no, estas habilidades se mantienen en Spyro 3. Y cerrando el apartado de la jugabilidad tenemos la principal diferencia entre las dos últimas entregas de la saga que es la inclusión de otros personajes jugables. Al mantener las habilidades entre ambas entregas, en Spyro 3 en vez de aprender nuevas para nuestro protagonista, podremos desbloquear 4 nuevos personajes que tendrán habilidades especiales, aunque eso sí, no podrán entrar en juego en cualquier momento, sino solo en zonas concretamente diseñadas para ellos.

Apartado artístico

Desde que vimos las primeras imágenes del título hemos podido ver que el trabajo de rediseño gráfico ha sido impecable. Se ha adaptado el juego a los estándares de hoy día y el acabado es magnífico. El modelado de escenarios y personajes, sobre todo el diseño de los dragones del primer juego, hacen que sea un juego muy atractivo visualmente. Todo ello provocado, además de por lo anterior, por una paleta de colores muy vivos y llamativos, pero que no desentonan para nada con la temática ni con el propio juego.

El sonido, al igual que los gráficos ha sido mejorado, pero respetando los originales. El sonido de las llamas o el emblemático sonido al recoger una vida sigue siendo el mismo. Además de una buena BSO que acompaña en todo momento.

Conclusión

Spyro: Reignited Trilogy es un juego perfecto, aunque tiene ciertos fallos, para aquellos que los jugaron en su día vuelvan a revivir las experciencias con el dragón morado más famoso del mundo de los videojuegos, así como para presentarle la saga los nuevos jugadores y que el niño que llevamos dentro los que no pudimos disfrutarlo en su día lo podamos hacer a día de hoy. Esperemos que esta reinvención de la saga dé pie a alguna posible nueva entrega en las que, siguiendo la estela de estos, se adapte no sólo gráficamente a la actualidad, sino también la jugabilidad.

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